GALA DE PREMIOS XVIII EDICIÓN: REBELIÓN EN LA GRANJA de George Orwell

   ¡Bienvenidos a una nueva Gala de premios de El Tintero de Oro! Hoy contamos con un auditorio muy especial. Como podréis observar, nos encontramos en el granero de la famosa Granja Manor, la única granja del mundo administrada por animales. Ya se encuentran acomodados, cada uno a su manera, perros, cerdos, gallinas, palomas, ovejas, vacas, caballos, cabras y hasta un cuervo que va revoloteando a su antojo. Todos ellos dispuestos a escuchar la lectura de nuestros relatos, gracias a la gentil invitación de… ¿qué? Un momento, por favor. Me han pasado una nota. A ver…

   Joder.

  Disculpen el exabrupto, pero me acaban de informar de la mayor tragedia imaginable en un blog literario.

  ¡Han desaparecido nuestros relatos!

GALA DE PREMIOS XVIII EDICIÓN: REBELIÓN EN LA GRANJA DE GEORGE ORWELL

   ¿Cómo es posible? Nos preguntamos unos a otros mientras intentamos recordar dónde podríamos haberlos dejado cuando llegamos a esta granja, invitados por un cerdo bípedo llamado Napoleón, presiden...

  —Camarada es suficiente, queridos amigos. Sepan que mi cargo en modo alguno tiene una condición jerárquica u honorífica. ¡Qué más daría yo por poder trabajar codo con codo en las duras tareas que realiza mi pueblo!

   —Gracias, camarada Napoleón —respondemos—. De verdad que lamentamos este inconveniente. Le prometemos que los encontraremos enseguida.

....—¡No se apuren, por favor! Estas cosas pasan, de inmediato ordeno a mi Guardia Perruna que ponga su olfato al servicio de la búsqueda.

    En estas, vemos acercarse a otro cerdo. Si no recordamos mal se llama Squealer y es, digamos, un poco afectado.

 —¡Qué desgracia! ¡qué inconveniente resulta todo esto! Con la poca paciencia que tienen las gallinas, con lo dispersas que son las palomas y lo exigentes que son las cabras… Mas no sufran, creo que tengo la solución.

    Squealer nos entrega una carpeta extrañamente parecida a la que guardaba nuestros relatos, pero en su interior aparecen unos folios manuscritos con una letra horrible. Pasamos las hojas leyendo los títulos: Las hazañas de Napoleón en la batalla del Establo de las Vacas; El día que Napoleón liberó Granja Animal; Los dulces cachorros perdidos y encontrados por Napoleón; Los días oscuros anteriores a Napoleón; El cerdo elegido; Tratado del buen animal, etc...

  —Ejem, sin duda parecen unas historias muy… sabrosas —respondemos educadamente—, pero entiendan que antes querríamos intentar encontrar nuestros relatos.

   —Por supuesto —responde con una sonrisa extraña Squealer.

    Los participantes nos volvemos a reunir, intentamos recordar cuándo vimos por última vez nuestros relatos. Unos mencionan que los vieron en un armario de nuestros aposentos en la casa principal; otros que fue en el picnic que hicimos junto a un lago; y alguno solo afirma haberlos visto al embarcar en el avión. Ante tal dispersión de recuerdos, decidimos dividirnos: unos buscarán en la granja y otros lo haremos en los alrededores. Squealer y Napoleón se muestran conformes, si bien , indican que al grupo que registrará la granja le acompañará la Guardia Perruna por motivos de seguridad. Anunciamos al auditorio animal la circunstancia, las gallinas parece que inician un cacareo de queja, pero de inmediato, las ovejas comienzan a balar: «Cuatro patas, sí; dos pies mejor.»

  Cargados con nuestras linternas nos adentramos en la zona boscosa que lleva al lago. Está anocheciendo y la temperatura es un tanto baja, pero el soponcio que llevamos por la pérdida de los relatos nos mantiene bastante calientes. De repente, uno de los compañeros se detiene y dirige la linterna hacia unos matorrales. Algo se ha movido.

   Nos dijeron que en esta zona no había animales salvajes, pero preferimos acercarnos todos juntos hacia esa masa redondeada que parece esconderse de nuestra luz.

  —¡Piedad para este pobre cerdo famélico y cansado! —exclamó la masa redondeada saliendo de los matorrales.

  —Nada malo vamos a hacerle. —A estas alturas, comprenderán que el hecho de que sepa hablar no es algo que nos sorprenda. No nos pasa por alto su delgadez y que ande a cuatro patas—. Solo buscamos algo que hemos perdido.

  —Pero, ¿cómo han llegado hasta aquí? —pregunta el cerdo—. ¿Acaso la Granja Animal ya está libre de la tiranía de Napoleón?

   —¿Tirano? Por lo que hemos visto parece que los animales de su granja lo aprecian.

   —Ustedes no son muy avispados, ¿verdad?

   —¿Disculpe?

   —Es un dictador que se ha convertido en algo todavía peor que el humano que nos explotaba antes de la rebelión. —El cerdo observa la bolsa de patatas fritas que lleva uno de los participantes—. ¿Serían tan amables de ofrecerme algo de comer? Me llamo Snowball.

   Pese a haber puesto en duda nuestra perspicacia, la desnutrición evidente del cerdo nos hace imposible negarle el alimento. Además, quizá podría haber visto nuestros relatos. Encendemos una fogata y nos sentamos alrededor, esperando a que Snowball dé buena cuenta de las patatas fritas.

   —No me explico cómo Napoleón les ha invitado —dice relamiéndose—. Uno de los principios del animalismo era no tratar nunca jamás con los humanos. ¿También se ha olvidado de eso?

   —En realidad nos invitó para demostrar que Granja Manor nunca fue enemiga de los humanos.

  — Oing, oing, oing… ¡Hasta eso ha llegado! Disculpen mi comentario anterior. En realidad, a mi también me engañó. No supe ver sus ansias de poder, ni cómo se aseguraba su posición al adiestrar personalmente a aquellos cachorros caninos.

   —¿Por qué no vive en la granja?

  Snowball baja la mirada y nos cuenta su historia. Tras la rebelión compartió junto a Napoleón el liderazgo y organización de la Granja Animal, pero, al parecer, sus brillantes ideas amenazaron con hacer sombra a los planes de Napoleón. Fue por eso que un día este le acusó falsamente y ordenó a sus perros que le dieran caza. Logró escapar, pero desde entonces permanece oculto y desterrado. Desde luego, la convicción de sus palabras nos ha convencido.

  —¿Y para qué les invitó? —pregunta Snowball

 —Para celebrar una gala literaria con la lectura de unos relatos, pero los hemos perdido, por eso estamos aquí a estas horas.

 —¿Perdido? Oing, oing, oing… Si Napoleón está cerca les aseguro que los descuidos son la última de las posibles explicaciones. ¿Ando equivocado si un tal Squealer les ha ofrecido alguna alternativa?

  Arqueamos las cejas.

  —Pues, sí… Nos ofreció leer unos relatos un tanto centrados en la figura de Napoleón.

 —Para eso los invitó, ¿creen que alguien como él se va a atrever a que alguien de fuera cuente libremente sus historias a sus lacayos? Les aseguro que sus relatos están en posesión de Napoleón en la propia granja. ¿Han buscado allí?

   Sin duda, Snowball tiene razón; tanto en las intenciones por las que fuimos invitados, como en que hemos estado poco avispados para no ver por qué envió a su Guarda Perruna junto a los compañeros que se han quedado en la granja buscando los relatos.

  ¿Qué podemos hacer ahora?

  —¿Han preguntado al cuervo?

  —¿Qué cuervo?

  —¡Ay, San Martín! El que les está siguiendo. ¿Hola, Moses?

   Levantamos la cabeza y observamos al cuervo revoloteando con sus negras alas iluminadas por las llamas de nuestra fogata.

  —¡Snowball! Por tu estado veo que las informaciones de tus tropelías se han exagerado un tanto. ¿De verdad fuiste tú quien destruyó el molino?

   —¿Destruir? ¿Es que llegó a construirse el molino que planeé? ¡Máldito Napoleón!

 —Un momento, si no les importa —interrumpimos el reencuentro intentando retomar la conversación a lo que nos urge ahora. Nos dirigimos al cuervo Moses y preguntamos: —¿Sabe algo de nuestros relatos?

   —¡Yo sé todo lo que pasa en la granja!

   —¿Y por qué nos ha seguido hasta aquí sin abrir el pico?

   —Nadie me preguntó.

  No lo duden, el día que quieran mantener una conversación con animales ármense antes de una buena dosis de paciencia.

   —Entonces, ¿sabe dónde están nuestros relatos?

   —Sí.

    Como el regreso a la granja nos llevará varios minutos permitan que interrumpamos la conexión. A cambio, les ofrecemos un tema musical que nos ha recomendado una excelente compañera bloguera y que seguro les va a emocionar. Con ustedes, Carta de un león a otro, de Chico Navarro, interpretado por Juan Carlos Baglietto.

   ¡Reanudamos conexión! Bien, esperamos que hayan disfrutado de este momento musical. Por nuestra parte, les confirmamos que ¡ya disponemos de nuestros relatos! Resultó que Napoleón los había escondido en el desván, menos mal que el cuervo Moses no solo nos informó de ello, sino que se ofreció a entrar en él por un ventanuco para recuperarlos; yendo y viniendo veintinueve veces, a razón de un viaje por relato.

   Dado que estábamos seguros que ello no le haría gracia a Napoleón hemos pensado en que los participantes más entusiastas del buen vino y el póker le pidieran una improvisada cata en el salón de la casa principal con la idea de distraerlo. Napoleón aceptó encantado. El resto, cinco en total, hemos regresado al granero donde los animales, muy obedientes ellos, permanecen desde el principio de nuestra gala. Así que…

   

   ¡Damas y caballeros! ¡Estimados animales! Bienvenidos a la XVIII Gala de premios de El Tintero de Oro. A continuación, procederemos a leer unas fábulas que esperamos les resulten provechosas tanto a su gusto como a su intelecto.

   Durante la lectura, observamos a los animales boqui y picoabiertos. Escuchando historias tan distintas a los discursos y arengas a las que Napoleón les tenía acostumbrados. El brillo de sus ojos parece ser el reflejo de un brillo interior, como si algo en su mente percibiera una realidad más amplia, algo que jamás les hubiera sido dado ni siquiera imaginar.

   La magia de la ficción.

   —¡Cómo osan!

    Se va a liar.

   Es Napoleón, Squealer y los perros que, obedientes a su amo, comienzan una furibunda carrera hacia la plataforma desde la que leemos. Pese a la mirada asesina de esos cánidos y de los colmillos salivantes que anuncian algo muy malo, continuamos leyendo. La audiencia animal gira con indecisión la cabeza hacia nosotros y hacia Napoleón.

    Y seguimos leyendo.

    Seguimos hasta que al fin algo sucede. Justo cuando la jauría de perros se preparaba para saltar a la plataforma, unas gallinas comienzan a cacarear y revolotear frente a ellos. La Guardia Perruna se detiene al completo. Asombrada. A continuación, las palomas y el cuervo Moses se unen a las gallinas, y después las cabras, las ovejas, ¡las vacas! Y es cuando los caballos se adelantan, amenzando con poderosas coces, cuando los perros, al fin, salen huyendo.

    No paramos de leer un relato tras otro. Cada historia, cada palabra parece infundir en los animales arrojo y gallardía para enfrentarse ahora a Napoleón. El que hacía unos instantes era el soberano tirano de la granja ahora retrocedía asustado ya sin la protección de sus perros. Los animales avanzan hacia él, como si a cada paso fueran recordando lo que se les prometió y lo que finalmente tuvieron. Cuando ya casi lo tienen rodeado, Napoleón se pone a cuatro patas y comienza a correr. En su huida se cruza con Snowball que en este momento llega a la granja.

    Tras todo ello, continuamos con nuestra gala, anunciando los relatos destacados este mes.

MENCIÓN HONORÍFICA

   

 DEL PUESTO DÉCIMO AL OCTAVO

10. Con 28 ptos. UN DÍA DE LLUVIA (votado por 7 participantes), de Marta Navarro.

9. Con 31 ptos. LA SEÑORA CABRA (votado por 8 participantes), de Pepe de la Torre.

8. Con 32 ptos. LA NOCHE DE LOS LOROS (votado por 7 participantes), de Mirna Gennaro.

  DEL PUESTO SÉPTIMO AL CUARTO

     El número que aparece entre paréntesis se corresponde al total de participantes que otorgaron la puntuación correspondiente.

7. Con 37 ptos. REBELIÓN EN ATARIA, de María Pilar. Ha sido votado por 9 participantes: 7 ptos. (0), 6 ptos (2), 5 ptos. (3), 4 ptos. (1), 3 ptos. (0), 2 ptos. (3), 1 ptos. (0)

6. Con 39 ptos. MIENTRAS HAYA MAÍZ, de Beba Pihen. Ha sido votado por 7 participantes: 7 ptos. (4), 6 ptos (0), 5 ptos. (1), 4 ptos. (0), 3 ptos. (2), 2 ptos. (0), 1 ptos. (0)

5. Con 46 ptos. LA EPOPEYA DEL BUÉRDAGO, de Barry Byrne. Ha sido votado por 11 participantes: 7 ptos. (3), 6 ptos (1), 5 ptos. (0), 4 ptos. (2), 3 ptos. (3), 2 ptos. (0), 1 ptos. (2)

4. Con 53 ptos. OCURRIÓ EN CHAMALÁN, de Bruno Aguilar. Ha sido votado por 16 participantes: 7 ptos. (1), 6 ptos (1), 5 ptos. (3), 4 ptos. (2), 3 ptos. (2), 2 ptos. (4), 1 ptos. (3)

  Y llega el momento del podium de ganadores.

 Con 54 puntos se ha llevado el TINTERO DE BRONCE el relato STAR GUARS escrito por Jorge Valín, en su blog ENTRE LAS BRUMAS DE GALLAECIA.

  Este relato ha sido votado por 12 participantes:  7 ptos (2), 6 ptos (2), 5 ptos. (1), 4 ptos (4), 3 ptos. (1), 2 ptos (2), 1 ptos (0). Enhorabuena a Jorge por este reconocimiento que conlleva, además de este diploma digital que puedes colgar en tu blog, la publicación en la antología anual de EL TINTERO DE ORO.

    Con 59 puntos, se lleva el TINTERO DE PLATA el relato NAPOLEÓN Y BOLA DE NIEVE, escrito por José R. Capel en su blog RELATOS EN RE MENOR.

 Este relato ha sido votado por 14 participantes:  7 ptos. (1), 6 ptos. (2), 5 ptos. (3), 4 ptos. (3), 3 ptos. (4), 2 ptos. (0), 1 pto. (1). Enhorabuena a José por este reconocimiento que conlleva, además de este diploma digital que puedes colgar en tu blog, la publicación en la antología anual de EL TINTERO DE ORO.

   Con 101 puntos, el TINTERO DE ORO de enero de 2020 corresponde a... TEMPORADA DE CAZA, escrito por PACO LÓPEZ CASTELAO, en su blog CASTRO ARGUL.

     

   Este relato ha sido votado por 20 participantes: 7 ptos (5), 6 ptos (5), 5 ptos. (3), 4 ptos (4), 3 ptos. (1), 2 ptos (0), 1 ptos (2). Enhorabuena a Paco por este reconocimiento que conlleva, además de este diploma digital que puedes colgar en tu blog y la publicación en la antología anual de EL TINTERO DE ORO, la corrección profesional de Grisel R. Núñez, creadora del blog  CAFETERA DE LETRAS y una radio ficción en vídeo y archivo de audio dramatizada por Ramón Márquez, creador del blog NOVELESCO.

  ¡No te pierdas la dramatización sonora realizada por Ramón Márquez en nuestro canal de YouTube!

¡Gracias por inspirarnos, George!

  Antes de marcharnos, decidimos colgar nuestros relatos en el mismo muro del granero en el que en su momento se mostraban los 7 mandamientos del animalismo.
   Y es que frente a los dogmatismos solo tenemos un antídoto: la lectura. Ojalá que Granja Animal logre alcanzar al fin ese estado de convivencia soñado. Ojalá, lo logremos todos algún día.
    Quiero dar mi agradecimiento a todos y cada uno de los autores participantes de esta edición, así como a todos los que habéis apoyado esta edición con vuestras lecturas.
   

   Y esto es todo por hoy, pero antes de despedirnos os dejo un par de recomendaciones que espero os resulten de interés.
   

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