Hace unas semanas el sello
Puffin Books (perteneciente a Penguin Random House), titular de los derechos editoriales de Roald Dahl en su versión original, anunciaba su intención de modificar parcialmente las obras del autor. Adaptar su redacción a la sensibilidad contemporánea, hacerlas más inclusivas, a efectos de asegurar ─decían─ que pudieran continuar siendo disfrutadas por todos. Así, las protagonistas de
Las Brujas no pondrán ya a los niños a dieta, por ejemplo, y el personaje de la cajera de supermercado será sustituido por el de una científica de alto nivel,
Matilda no leerá a Conrad, Hemingway o Kipling sino a Jane Austen y Steinbeck y las malvadas tías de James y el melocotón gigante perderán de repente su condición de gordas. Adjetivos como "feo", "gordo" o "negro" desaparecerán en estas nuevas versiones así como cualquier referencia a salud mental, género, raza... todo aquello, en definitiva, que pudiera ser considerado hiriente u ofensivo.
La editorial Santillana por su parte cuyo catálogo incluye la versión en castellano de los libros de Dahl, se ha mostrado del todo contraria a semejante revisión, defendiendo la edición original por respeto tanto al autor como a los lectores.
Ante la polémica suscitada y el posicionamiento en contra de voces tan relevantes como la de Salman Rushdie o el propio primer ministro británico, Puffin Books manifestó luego su intención de mantener ambas versiones, la original y la retocada, dejando de ese modo la elección a criterio del lector.
Más allá de este caso concreto (sobre el que también planea la duda de una posible estrategia editorial) y su enorme repercusión por la relevancia de la obra censurada, la cuestión que subyace como fondo es si la reescritura de cualquier obra por personas ajenas al autor, sin su consentimiento e incluso tras su fallecimiento, resulta lícita o no. Si la tiranía de lo "políticamente correcto", la sensibilidad subjetiva de un lector tipo o de una época determinada justifica una alteración que pervierte el tono del relato original, el sarcasmo, el humor, la transgresión e irreverencia que con toda intención el autor puso en su cuento. Y si aceptamos que esto es algo admisible, ¿dónde estaría el límite?, ¿habría que reescribir toda la historia de la literatura universal por no ajustarse a los cánones actuales en temas de género, raza o inclusión?, ¿serían estas obras continua y periódicamente retocadas hasta resultar irreconocibles?, ¿Shakespeare, Cervantes, Wilde, Stevenson, Dumas, Nabokov...?
Si una editorial considera dañino u ofensivo el contenido de una u otra novela, ¿no resultaría más ético descatalogarla que degradarla con una reescritura basada únicamente en criterios sociales, al margen del autor?
Suprimir de la literatura la crudeza o la maldad equivaldría a convertirla en un manual de buen comportamiento, algo a lo que nada habría que objetar si esa hubiera sido la intención original pero inadmisible por completo como fruto de un retoque externo que obvia tiempo y contexto.
Junto a Dahl, James Bond, Tintín o Astérix, incluso Manolito Gafotas en España, también se han visto envueltos en situaciones similares. Y es una cuestión económica en realidad la base del problema. Herederos, inversores, plataformas de streaming..., que no renuncian al rédito económico de unas historias universales muy reconocibles y exitosas que, paradójicamente, una sensibilidad exacerbada convierte al corregirlas en otra cosa.
La conciencia social y política, la alerta frente a actitudes misóginas o racistas, la atención hacia cualquier tipo de discriminación o injusticia (el llamado movimiento woke, nacido en Estados Unidos), algo sin duda positivo que aspira a lograr una mejor ciudadanía, más atenta e implicada, no debería caer sin embargo en tentaciones represivas que ahoguen la libertad de expresión y pretendan someter a su canon cualquier tipo de manifestación cultural, actual o pasada.
En cualquier caso, nada impide escribir novelas, teatro o películas acordes a los tiempos, pero ¿censurar lo ya escrito?, ¿alterar los clásicos?, ¿qué pensáis?
La ignorancia va ganando, poco a poco, terreno a la cultura. Nuestros clásicos están ya siendo perseguidos por analfabetos que ni los han leído ni los leerán, aunque sean pasados por el tamiz de una censura que está volviendo. Se juega con la libertad de expresión con una soltura que pone los pelos de punta. Lo políticamente correcto y la gilipollez se van imponiendo. De nuestros politizados planes de enseñanza vienen estos lodos. ¿Cuándo empezamos a quemar libros?
ResponderEliminarUn abrazo, Marta.
Hola, Marta:
ResponderEliminarLa censura artística debido a presiones sociales forma parte de nuestra historia social. Como bien destacas son innumerables las obras y/o autores que engrosan la lista de censurados con el beneplácito de los gestores de sus derechos creativos. Y, quizá estos autores remendados puedan sentirse aliviados si los comparamos con la lista de autores repudiados o silenciados a causa de su trayectoria personal (ahí están autores tan diferentes como Louis-Ferdinand Céline o Enrique Jardiel Poncela).
Unámosle que a la censura de distribución de una obra, se une la que se da en el modo de distribución: el doblaje y la traducción son métodos soterrados de censura.
Sólo felicitarte por tu ensayo y agradecerte su publicación, Marta.
Muchas gracias a ti, Nino. Es un tema propicio para el debate pero más allá de la censura lo que yo planteo es que no se debería tocar ninguna obra por nadie que no sea el propio autor. No recomendarla, no reeditarla, etc.,depende de criterios determinados pero retocarla es poner en boca del autor algo que no dijo. Eso es lo que me parece inasumible.
EliminarHola Marta. Me quedo sorprendido con la noticia, que desconocía, del intento de censura de la obra de Dahl. Este tema de la censura y la ultracorrección ha salido por desgracia en más de una ocasión recientemente en las convocatorias del Tintero, y creo que sobra decir que estoy absolutamente en contra, postura que he manifestado en varias ocasiones. Una obra literaria hay que entenderla en el contexto de la época y el tipo de sociedad en la que ha sido escrita (incluso habiéndola escrito en tiempos recientes pero reflejando otras realidades pasadas), y en todo caso es potestad del autor transmitir o reflejar lo que haya sido su intención, sin que corresponda a terceros tergiversarlo a su antojo para adaptarlo a una supuesta moralidad cambiante y que ni siquiera es uniforme en cualquier época que consideremos. Es más, un buen escritor debe ser capaz de crear personajes y situaciones que vayan en contra de la moralidad y corrección establecidas, independientemente de que las comparta o no. Si aplicamos esos criterios, habría que censurar prácticamente cualquier obra literaria, película o programa de TV. Por otro lado, como bien apuntas ¿cuál es el límite de esa censura? ¿no se aplicará esta en función de los intereses políticos o económicos de los poderes dominantes del momento? Hace poco acabo de terminar de leer 3 de los 4 libros que componen la tetralogía de Ella, de Henri Rider Haggard, y en cuestiones como el racismo, el colonialismo o el papel de la mujer en la sociedad la visión es chocante con lo que son nuestras sociedades modernas, como no podía ser de otro modo, pero aporta una visión enriquecedora de lo que era la sociedad de la época. En otros temas por ejemplo, como la reencarnación o la magia, choca con la visión hiperreligiosa victoriana y de haber aplicado esos mismos criterios hubiera sido también censurada entonces.
ResponderEliminarPor otro lado creo que muchos de los movimientos que se han ido levantando contra las injusticias, con intenciones loables en un principio, con el paso del tiempo han terminado cayendo en una espiral endogámica y excluyente que los ha convertido en lo mismo que critican. No se puede reclamar libertad religiosa sin respetar el punto de vista de otras religiones o de quien no profesa ninguna; ni atacar el racismo sin una visión inclusiva hacia todas las razas; ni reclamar derechos de género cayendo en falacias maniqueas o no teniendo en cuenta que el mundo es dual y que reivindicar un derecho no es lo mismo que reclamar un privilegio; o pedir la paz asumiendo los discursos de una parte y obviando la historia más reciente y la complejidad de la geopolítica. Vivimos a mi entender en una sociedad en la que se nos lanzan discursos reducidos a lo simple de buenos y malos que asumimos con mansedumbre y sin ningún sentido crítico, en la que hemos sustituido las otrora sacrosantas ideas religiosas por varias nuevas religiones cual si reinos de taifas se tratase y que constituyen verdades intocables en nombre de las cuales se censura y se coharta, en la que se priman las ideas que nos dividen bajo la advocación de inclusivas y se denigran precisamente aquellas que revindican derechos de clase que nos incumben a todos (sin distinción de raza, sexo o religión) frente a los abusos de unos pocos que ostentan el poder. Los grandes poderes políticos y económicos nos van ganando de largo la partida y se ríen en nuestras narices con nuestro aplauso.
Así que aunque sirva de poco, reivindico desde este espacio la libertad de creación en cualquier faceta artística, por muy políticamente incorrecta que pueda resultarles a quienes han asumido esa visión facilona y simplista que se nos vende. Un abrazo y gracias por plantear el debate.
Maravilloso tu análisis, Jorge, que comparto al cien por cien. Me hubiera gustado saber expresar como tú todo lo que aquí expones. Has puesto palabras a lo mismo que yo pienso.
EliminarUn beso.
Jorge, coincido con Rosa, además de maravilloso, excelente y explícito.
EliminarAyer vi la película "Ellas hablan", dirigida y escrita por Sarah Polley, y basada en la novela homónima de la escritora Miriam Toews. En ella se alzan debates muy interesantes y reflexivos, sobre los abusos sufridos por mujeres y niñas de la colonia. La recomiendo, y espero que por su contenido, no vayan a censurarla pronto
Abrazos.
Gracias Rosa, igual me he extendido un poco, pero es un tema que me enerva y en el que creo que además nos jugamos más de lo que parece. Gracias Harolina, no he visto la película pero la conozco al haber sido galardonada en la ceremonia de los oscars. Todo lo que nos mueva a plantearnos ideas críticas es siempre bienvenido. Abrazos.
EliminarEstupendo el análisis que haces, Jorge, coincido con Rosa y Harolina. No lo has podido explicar mejor. Muchas gracias por el aporte.
EliminarRealmente Jorge, mejor no podías haberlo explicado, coincido totalmente con vos, muy bien explicado, saludos.
EliminarPATRICIA F.
Hola Jorge, no se que pasó ayer deje comentarios en esta publicación y no aparecen, supongo que algún problema de blogger, simplemente coincido con tu pensamiento, sos muy claro en lo que decís, estoy totalmente de acuerdo, me parece terrible que quieran sensurar, modificar textos.
EliminarUn saludo.
PATRICIA F.
Gracias Patricia. Un abrazo.
EliminarLeyendo con más calma y tiempo tu alegato, estoy de pe a pa completamente de acuerdo contigo, Jorge, a favor de la libertad de expresión en la literatura (y en otros muchos aspectos). Te estaba leyendo, Jorge, y coincidimos en la línea de pensamiento, gracias por expresarlo tan bien y con claridad meriadiana.
EliminarPues muchas gracias Isabel.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa ignorancia va ganando, poco a poco, terreno a la cultura. Nuestros clásicos van a ser perseguidos por analfabetos que ni los han leído ni los leerán, aunque sean pasados por el tamiz de una censura que está volviendo. Se juega con la libertad de expresión con una soltura que pone los pelos de punta. Los politizados planes de enseñanza no ayudan precisamente. Lo políticamente correcto y la gilipollez se van imponiendo. ¿Cuándo empezamos a quemar libros?
ResponderEliminarTu vigila, que he visto que te han censurado el comentario anterior, aunque has sido tú mismo. Autocensura, la peor de las censuras😝
EliminarJajaja. En realidad era un aviso de que había publicado este mismo comentario y no había salido.
EliminarEn cualquier caso, aplaudo lo ingenioso del tuyo.
¡Ayayay! Esperemos no llegar a eso, Chema... Muchas gracias por comentar.
EliminarEse es el gran problema. ¿Dónde ponemos el límite? Porque entre lo que no me gusta a mí, lo que le parece mal a aquel y lo que te molesta a ti, igual tenemos que echar el cierre y hacer una quema de libros... total.
ResponderEliminarSi aun autor de hace cien años o cincuenta o doscientos era racista o misógino o usaba términos como gordo, feo o negro, hay que entenderlo como la forma de hablar, sentir y pensar de su época y si quieren que añadan un apéndice analizándolo. Igual que en una novela del siglo XIX no va a aparecer un móvil o un ordenador, tampoco podemos pretender que hablen como se habla ahora. Más teniendo en cuenta que algunas formas de hablar ahora carecen de sentido incluso ahora. ¿Va a dejar de estar gordo el que pesa cien kilos y mide 1,70 porque le cambiemos la palabra por otra? ¿Cuál empleamos? ¿Obeso, fornido, fuerte, robusto, grandote? Mira, es que me pongo de mal humor.
Un beso.
Claro, todo hay que contextualizarlo pero independientemente de que guste o no o de que por supuesto se critiquen ciertos contenidos, nunca se debería reescribir nada por alguien que no sea el propio autor. A mí eso me parece tremendo. Un beso, Rosa y gracias.
EliminarPienso que el Wokismo se ha vuelto fuerte e incluso debe estar afectandome sin que me de cuenta: Me gustaria escribir ciertos cuentos politicamente incorrectos, pero se que no serian bien recibidos por los lectores, ciertamente el wokismo se ha convertido en una camisa de fuerza que coarta la creatividad.
ResponderEliminarVivo con miedo de decir esto o aquello por miedo a ser "cancelado"
Hola, Jose. En la libertad del lector para decidir lo que le gusta o no, tonos, estilos, etc., no nos podemos meter, lo inadmisible sería que alguien reescribiera tus cuentos.
EliminarLas obras hay que entenderlas desde su época y sociedad, respetarlas y no coartar su libertad de expresión.
ResponderEliminarClaro, todo tiene su contexto.
EliminarYo, como he dejado de manifiesto muchas veces en mis comentarios, no estoy de acuerdo con los enfoques de algunas obras por muy antiguas que sean o porque en su día aquello que expresan no estuviera mal visto (seguro que sus sufridores no opinaban lo mismo). Pero tampoco soy partidaria de reescribir la historia a costa de cambiar las obras ya escritas a las convenciones sociales o políticas del momento. De lo que sí soy defensora es de hacer una crítica constructiva sobre sus contenidos y no alabarlas sin más por ser más o menos clásicas o sus autores ser más o menos brillantes o esrar mejor o peor considerados. Si para algo sirve leer a los clásicos es para poder conocer el pensamiento de una época, con sus luces y sus sombras, y para aprender de los errores pasados, si es que eso es posible. Reescribir libros para no ofender a nadie, aparte de ser una empresa imposible, sería una mentira y haría caer a la sociedad en algo irreal que creo traería más perjuicios que beneficios. Espero que todo ello se quede en una de tantas modas pasajeras y jno vaya a mayores.
ResponderEliminarHola, MJ. Claro, cuestionar enfoque, contenido..., leer con mirada crítica, por supuesto que se puede hacer. Lo que a mi me parece inadmisible es retocar las palabras del autor por alguien que no sea él mismo. Nos guste o no la forma o el mensaje, la obra es suya y de nadie más. Por eso digo que si no se considera adecuada sería más ético descatalogarla que retocarla convirtiéndola en algo que no era.
EliminarNo, retocarlas sería violar todos los derechos del autor. Y por supuesto que es inadmisible por completo. Así los 'supuestos agredidos' se estarían convirtiendo en agresores.
EliminarAhora toca navegar entre la cancelación y el wokismo.
ResponderEliminarTotal... tanto los cancelados como los wokistas son 4 gatos hyoutuberos y tuiteros, con no se cuantos millones de follonero, ña mayoría de los cuales sin bots.
Recalcó ña importancia de lo que hasta ahora solo ha mencionado Nino. La cancelación de autores por su vida privada. Que me importa a mi lo que piense Bosé sobre cualquier tema que no sea ña canción?
Porque sigue cancelado woddy Allen por enrollarse con su hijastra, con ña cual lleva 20 años casado y felices?
Como bien apuntas, lo de Dahl ha sido más bien algo comercial, porque ahora se venden los censurados y los originales.
Como en todo, lo que no se puede ser es PESAO Y CANSINO. porque pasa como en ñas formas, que se pierde ña razón. Yo voy cambiando de opinión respecto de cualquier nueva tendencia, que tiende a la pesadez. El racaraca es insufrible.
Y atentos a la autocensura, y a los comentarios de textos de compañeros, sobre los que se hace una observación, y se toma como una crítica y más en estos temas.
Estos días he oído la i tensión de quitar el día del padre porque hsy niños que no tienen padre.
La cancelación es para quien se gana la vida con el sorteo, y se convierte en auto, cuando wuieres contentar s todos para no perder ventas.
Y ya está, que me estoy poniendo pesado.
Abrazoo, Marta
Lo malo y peligroso es que el woke ese viene de las universidades americanas y británicas más prestigiosas, no de youtubers o tuiteros.
EliminarSí, la cancelación por cuestiones personales es otro tema que también se está yendo un poco de las manos, efectivamente...
EliminarHola, Marta, un excelente tema el que traes a colación, no diré mucho porque este tipo de locuras modernas sacan a relucir lo peor de mi, producto de la impotencia ante lo extremo de la manipulación y el sometimiento, al gusto y dominio de los interese de unos cuantos.
ResponderEliminarLa película "El dador de recuerdos", que para mi, se nutre del libro "Un mundo feliz" (Aldous Huxley), es un buen referente de las pretensiones que se han ido hilvanando hace muchos años.
Me pregunto si en verdad queremos "Un mundo feliz" a costa de nuestra libertad de pensamiento y acción, mutilando nuestro presente y borrando un pasado rico en matices y aleccionador, para asegurar un futuro estático y vacío de emociones.
El arte en sentido general está al alcance de la mayoría, por así decirlo. Hay para todos los gustos, edades, credos e ideologías, cada cual elige que ver, que leer o en qué participar. El teatro, el cine y la literatura, entre otros, son muy buenos representantes de esa diversidad.
Ahora, siguiendo esta nueva e indignante corriente, ¿Cuando modificarán la biblia? Por ahi habria que empezar...
Marta, felicidades por lo preciso y conciso que planteaste el tema.
Grata semana para todos.
¡Ahí le has dao! Manipulación, una nueva forma de hacerla. Eso es lo de lo que va todo esto. Esta es la era de la 'Manipulación'.
EliminarAsí es MJ, de eso va todo lo demás...
ResponderEliminarHola, Harolina. Sí, muy interesante lo que planteas. Una manipulación sin límites que desemboca en sociedades infantilizadas.
EliminarHola... La Literatura y el el arte en general, son producto y testigos indelebles (o al menos debieran serlo) de una sociedad y una época en particular. Modificarlos para adaptarlos a corrientes particulares y "modas" destruye de alguna manera la memoria del pueblo en cuyo seno se gestaron... que triste que esto se este fraguando y volviendo tendencia en nuestro mundo..
ResponderEliminarDestruye la memoria y sobre todo traiciona la obra original y la intención del autor (al margen de que guste o no). Muchas gracias, Octavio.
EliminarEs como si estuvieran diciendo cómo y sobre qué se ha de escribir. Otro tipo de censura, que al fin y al cabo es una de las muchas armas de los de siempre. A eso le añadimos que el tejido social, en general, cada vez es más gilipollas, cuando no de cristal, y tenemos el hoy. Bueno, somo la raza humana, tampoco nos sorprendamos demasiado.
ResponderEliminarNo solo diciendo como escribir sino corrigiendo las palabras del autor.
EliminarHola! Ya había oído esto y hasta he tenido tiempo de pensar sobre ello y formar mi opinión. No me parece bien la reescritura y censura de obras pasadas que ya no se ajustan a la realidad social actual cuando ese es el único motivo para ello. Quizá haya otras razones que sí que justifiquen el cambio; e incluso me puede parecer bien lo de que las dos versiones convivan. Creo un buen lector debe ser crítico de lo que lee, no solo engullir las palabras y absorber ideas sin pararse a pensar si de verdad están de acuerdo con ellas.
ResponderEliminarMe parece que esto quizá se trate más bien de un tema de educación y de aprender a ser críticos. Yo soy profesora y a veces el material de la academia está tan desfasado que podría resultar ofensivo de verdad si te lo tomaras en serio. Lo que hago cuando eso sucedo es utilizar esas "burradas" de los libros para abrir diálogo al respecto y pensar en cómo han cambiado las cosas desde entonces. Así ya nadie se siente ofendido y todo el mundo aprende.
Quizá si a alguien le preocupa que su hijo lea los libros de Roahl Dahl y piense que ser gordo es sinónimo de malo, podría centrarse en enseñarle a su hijo que eso no es verdad. O bueno, volviendo a lo de antes, si a alguien le preocupa que su hijo no sepa ser crítico (porque a esas edades es más difícil según el individuo", pues quizá pueda optar por la opción censurada. Pero yo no eliminaría del todo la versión original, eso no me parece bien, ni en este caso ni en el de otras obras. Creo que la literatura puede utilizarse para educar, pero otras veces se trata de un simple pasatiempo que refleja la sociedad del momento, y así es como entiendo yo las obras de Dahl.
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EliminarAbogo por el pensamiento y la lectura críticos, pero hay quien repudiando la cancelación no tolera tampoco que puedas criticar los contenidos. Creo que está tan mal una cosa como la otra y que ambas siguen la filosofía de la avestruz.
EliminarTu planteamiento me gusta y creo que es el más correcto.
Hola, Teresa. Coincido en lo que dices sobre la lectura con mirada crítica, eso siempre, pero no me parece justificable en ningún caso corregir las palabras del autor. La obra es suya y de nadie más y la cuenta del modo que considera conveniente. Nadie tiene derecho a corregir eso, creo yo. Otra cosa es que se recomienden o no ciertas lecturas a los niños o como se les explique el contexto. Las reescritura en cualquier caso no tendrían límite, desde la Biblia como se ha comentado antes hasta las obras más recientes.
Eliminar¡Hola, Marta! Qué buen debate se ha montado y qué opiniones tan valiosas que suscribo en muchos casos al 100%. El viernes me extenderé un poquito más, pero aprovecho unos minutitos que tengo para comentar.
ResponderEliminarVeo que se habla del contexto histórico, etc. Creo que ese es el gran peligro de esta censura de los llamados “sensibles”. De hecho, es el peligro real puesto que de esa forma se está lanzando una amenaza al autor moderno. Algo así como, si esto se lo hacemos a los clásicos, ve con ojo con lo que escribes, porque tú eres de la sociedad de hoy y esta sociedad, la de los sensibles, no va a tolerar según qué cosas.
Para mí, cualquier autor tiene TODO el derecho de contar la historia que surja en su cabeza con independencia de que eso altere los nervios de alguien y por ello sufra una campañita en las redes o directamente el rechazo a la publicación de su obra.
Al autor solo le pido buenas historias y personajes de carne y hueso, no panfletos moralistas acordes con nuestros tiempos. La realidad es muchísimo más compleja que la que quieren ocultar estos censores y os pongo tres casos reales que he conocido de primera mano, no por el tamiz de la prensa que ese es otro tema.
Imaginad que un autor pretendiera escribir una novela sobre estas tres situaciones que, repito, que he conocido de primera mano. 1. Una adolescente arrepentida por haber abortado. 2. Un hombre que se ha suicidado después de que su ex le haya hecho la vida imposible y 3. Una banda de etnia gitana que viola a una niña guineana de once años en un centro comercial. Son tres sucesos reales y que perfectamente podrían ser novelizados por un escritor, pero ¿os imagináis qué adjetivos recibiría ese autor? Se le acusaría de machista, racista, antiabortista y todos los istas que se os puedan ocurrir. ¿Lo sería? Evidentemente que no, solo encontró tres hechos potentes que pueden ser ficcionados, pero que sin duda no tendrá el valor de escribir.
Esa es la consecuencia más grave de toda esta censura repugnante, más allá de que ahora los gordos sean enormes y demás chorradas sin sentido.
Hola, David. Totalmente de acuerdo con lo que dices. Ese novelista sería acusado de cosas tremendas. Algo inexplicable porque nunca se toma al autor de una novela negra por un asesino, por ejemplo, o se da por hecho que asume como propios los argumentos que pone en boca de sus personajes. En fin... Más allá de esa censura latente, lo que ya me parece una traición absoluta, como digo en algún otro comentario, es atreverse a corregir las palabras del autor haciéndole decir cosas que no dijo o pervirtiendo la intención que tenía la historia. La historia es suya y de nadie más y a criterio del lector queda leerla o no, recomendarla o no.
EliminarSimplemente, no se vale, las obras deben dejarse tal y como el autor las escribió, no se les debe de modificar nada por querer ser «políticamente correctos». Cada etapa de la historia ha dado sus frutos de cierta manera, la gente ha evolucionado, pero todo lo que se hizo antes es parte de nuestra historia, la cual no se debe reescribir. Cada persona tiene algo que se llama «criterio», no somos criaturas sin entendimiento a las que haya que darles las cosas pasadas por un tamiz. Lo peor es que esto está llegando a niveles ridículos. Muy triste y preocupante.
ResponderEliminarPreocupante y muy triste, sí. Infantilizan completamente al lector y traicionan al autor. Muchas gracias, Ana, por tu reflexión.
EliminarMe adhiero a esta entrada.
ResponderEliminarEsa corrección que se propone no es otra que cosa que censura.
Me satisface que una editorial que tiene las versiones en castellano se oponga. Me aparece un absurdo cambiar caprichosamente los gustos literarios de la protagonista, omitiendo a algunos escritores. Sólo porque alguna gente tiene otras preferencias.
Un abrazo.
Sí, la buena noticia es que Santillana no ha entrado en eso. Algo es algo. Muchas gracias, Demiurgo, por comentar.
EliminarMe parece una aberración lo que pretenden hacer con los libros ya escritos, no se puede modificar a "piacere" las historias escritas por otros, sencillamente si no gustan que no las lean, seguramente que habrá en la actualidad autores que escriban al ritmo que corre la vida.
ResponderEliminarY respeto el pensar y sentir de quienes no coinciden conmigo, pero repito ese tipo de ideas me parecen aberrantes.
Un saludo.
PATRICIA F.
Hola, Marta. Yo también estaba al corriente del notición en cuestión, incluso he llegado a leer que en formato ebook se cambiará directamente en nuestro ebook particular, ya que este está directamente ligado desde la plataforma. Dentro de poco ya no habrá vuelta atrás en algunos temas de ser así. Dentro de poco puede que ni pregunten o notifiquen de esos cambios.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista me parece una decisión tomada en consecuencia de algunas corrientes que van aconteciendo últimamente. Todo en función, a priori, de no golpear y luchar a favor de temas sensibles, pero que en el fondo hay mucho ideal del que tirar mano y agrandar esa vorágine de adeptos mientras se van sembrando las semillas de la siempre necesaria ignorancia de masas con su consiguiente manipulación. Entre ellas, está esa piel cada vez más fina y escandalizable, que confunde ideas y las magnifica hasta que pierden su naturaleza. Últimamente hasta en algunos lugares el día del padre estaba mal visto. Cualquier cosa es susceptible de ser denunciado.
Yo creo que, del mismo modo que hay que diferenciar autor de obra, hay que saber diferenciar obra de realidad y, además, entender la ficción como algo necesario para reforzar la razón. 1984 nos enseñó que a través de la manipulación y la corrección de textos o noticias se puede llegar a cambiar la historia, o por lo menos lo que la gente pensaba que había pasado. Ese es un ejemplo de ficción que enseña y que ahora mismo podría estar dando los primeros coletazos con las revisiones de la obra de Dahl. Esperemos que no se llegue a tales proporciones, jajaja
Un abrazo, Marta, y genial entrada!
Hola, Pepe. Pues sí, es cierto que asusta lo que últimamente nos estamos acercando a ciertas distopías. Se confunde ficción con realidad, como dices, y nos dejamos manipular con demasiada facilidad. A ver si las cosas vuelven a un punto algo más razonable...
EliminarMe parece que la mejor respuesta que se le puede dar al tema de Dahl va en línea con lo que ha hecho la Editorial Santillana. No se pueden cambiar los cuentos, las películas o el teatro y quizás lo único que deba hacerse es explicar el contexto histórico de las obras ahora señaladas. El tema de Disney es de escandalo, pero sería irme por otra rama. En mi opinión el problema va a más y hemos pasado de la censura a la ya natural autocensura que es aún más reprobable. Quizás sea tiempo de levantar la voz para que la libertad literaria y de prensa no se extinga a marchas aceleradas.
ResponderEliminarMuy buen debate y artículo querida, Marta.
Un fuerte abrazo.
Sí, Santillana ha estado muy acertada, menos mal. Al final es puro sentido común, se trata simplemente de contextualizar ciertas expresiones o actitudes, nada más. Me parece inconcebible como algo tan obvio se va de las manos de esa manera pero en fin... Un beso, Miguel y muchas gracias. Me alegra que te haya gustado el tema.
EliminarYa está todo dicho, de manera genial, compañeros. Está problemón de "lo correcto", " lo indecible", es una mordaza hipócrita y un empujoncito más a la desculturalización. Y, creo, a la inestabilidad emocional.
ResponderEliminarCuando se tiene un mínimo de cultura y altura moral se hace evidente que hay que considerar siempre los hechos dentro de su contexto. Porque no hay obra artistica, ni idea política, ni hecho historico que resista el escrutinio bajo preceptos contemporaneos.
ResponderEliminar¿Hay por ello que cancelarlos, reescribirlos, reinventarlos para acondocionarlos a la moral dominante? Definitivamente, no. Por varias razones. La primera, porque esa moral es asimismo cambiante. La segunda, porque esa moral tampoco es una verdad universal. La tercera, porque cualquier acto de ese tipo transforma esa moral, por perfecta y pura que se supongo, en aquello mismo que pretende combatir.
La creación debe ser, por definición, un ejercicio de libertad. No puede estar condicionada, a priori o a posteriori, pues entonces pierde su esencia y se convierte en seguidismo de lo conveniente y lo politicamente correcto. Y EL ARTE ES POLITICAMENTE INCORRECTO POR DEFINICION.
Reescribir a Dahl, o a cualquiera de los grandes clásico, para domesticarlos a lo conveniente, es un atropello totalitario de la libertad con que esos autores crearon sus obras, dentro del contexto de su época y de sus propias ideas y creencias.
Es absurdo, es indignante, es una aberración que en ejercicio de una presunta tolerancia se ejercite la mayor de las intolerancias censurando todo aquello que contraviene las ideas propias.
Si hay una imagen que define el totalitarismo y la represion es la de aquellas piras de libros en la Alemania de los años treinta. Reescribir lo inconveniente no está muy lejos de esa terrible escena.
Totalmente de acuerdo, Isra, lo has explicado de maravilla. Contextualizar, leer con mirada crítica, cuestionar ciertas cosas... pero reescribir y poner en boca del autor algo que no dijo es absolutamente inadmisible. La historia es suya y la cuenta como considera conveniente al margen de que luego guste o no.
EliminarHola Marta ayer deje mis comentarios y no sé que paso que no salieron, tal vez un problema de blogger, no lo sé, lo cierto es que me parece una aberración que reescribir, censurar o modificar libros clásicos, como cualquier otro texto, solo su autor puede hacerlo.
ResponderEliminarCreo que si un libro resulta "molesto u ofensivo" para alguien, simplemente que no lo lea, realmente repito me parece una aberración.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Claro, es una intromisión en algo ajeno que no debería tolerarse. Muchas gracias, Patricia, por dejar tu impresión.
EliminarQue debate más interesante has abierto, Marta. Ya lo expones en el cuerpo de tu artículo en cuanto a la tiranía de lo "políticamente correcto", porque efectivamente, la sensibilidad de cada autor y lector es subjetiva. Abogo por la libertad total de la historia original, y en el fondo veo no solo lo fina que tienen la piel algunos/as, sino el mercantilismo que subyace y la estrategia de las editoriales.
ResponderEliminarSí, al final es un tema económico lo que hay de fondo y mucha manipulación. Mucha desvergüenza también para atreverse a corregir ciertas obras pero en fin... Muchas gracias, Isabel, por tu comentario.
EliminarHola Marta,
ResponderEliminarCreamos ficción. ¿Tan difícil es entender lo que es la ficción? La única censura válida es la que cada lector se aplica a sí mismo por voluntad propia. Lo demás ya está todo dicho y como estoy de acuerdo en los postulados de mis compañeros no apunto nada más. ¡Ah, sí! Una cosa. A mí me da que todo se reduce a márketing para hacer ruido y vender un poco más...
Felicidades por tan pródigo debate.
Un beso
Sí, en el caso de Dahl también se ha hablado de una posible estrategia editorial como campaña para poner el foco en esas nuevas ediciones, ¿quién sabe? Un beso, Matilde y muchas gracias por sumarte al debate.
EliminarA raiz de toda esta lamentable historia me he leído dos relatos cortos de Roald Dahl, y estoy profundizando en su obra completa para adultos. No hay mal que por bien no venga.
ResponderEliminarOjo, has señalado muy bien la cuestión económica como la tapadera que hay detrás de una supuesta cuestión ética. Modificar una obra, permite sortear de mejor manera los derechos de autor y quizás cobrar por la obra modificada.
Creo que muchas veces entre los supuestos bienpensantes y vigilantes de la ética ajena, hay mucho "woke", es decir mucho espabilado, que busca otra clase de beneficios que se miden en cuentas bancarias y tarjetas de crédito.
Un abrazo, Marta
Sí, hay mucho tema económico detrás de esta polémica y demasiados intereses en juego. De ahí la manipulación. Pero mira, la parte buena es que a raíz de ello hayas rescatado a Dahl. Me alegra que te haya interesado el debate, Doctor Krapp. Muchas gracias por sumarte.
EliminarUna absurdidad somo otras muchas que florecen actualmente a nuestro alrededor. No se trata de un buenismo reparador, sino de una hipocresía que llega a extremos ridículos. Muchos de los cuentos clásicos y versiones cinematográficas de Walt Disney tabién deberían revisitarse, porque, por ejemplo, el témino enano ya no está bien visto. Hace unos días corrían unos memes humorísticos en este sentido. Uno de ellos proponía cambiar Blancanieves y los siete enanitos, por Blananieves y las siete personas de baja estatura por acondroplastia y así toda una serie de títulos a cual más risible.
ResponderEliminarCambiar lo que un autor escribió y concibió años atrás es un ejercicio de censura que, por muy avanzados e igualitarios que queramos ser, no tiene sentido. Hay que respetar la versión original, guste o no a unos lectores que yo calificaría de remilgados. Supongo que incluso El Quijote contiene situaciones, escenas y frases que podríamos considerar machistas o inaceptables en una sociedad moderna como la actual.
Muy buena reflexión, Marta.
Un abrazo.
Claro, no se puede juzgar el pasado con ojos del presente, ninguna obra resistiría esa valoración y ya el colmo es pretender enmendar las palabras del autor. No sé por qué todo escandaliza tanto últimamente y resulta tan difícil contextualizar. En fin... Me alegra que te haya parecido interesante la entrada, Josep. Muchas gracias.
EliminarLo políticamente correcto va a acabar con la creatividad y es que no solo ocurre en el mundo de las letras. Todas las manifestaciones artísticas están sufriendo el mismo "acoso" de esta moralina que nos atenaza.
ResponderEliminarSi, es cierto, ocurre en todos los ámbitos y cada vez respecto a cosas más sorprendentes. La sociedad cada vez parece más infantilizada. Muchas gracias, Norte, por comentar.
EliminarFantástico articulo, Marta. Decía un amigo : pues verás cuando todos estos se metan con Bukowski,
ResponderEliminarjajaja. Y digo yo : ¿Y con Easton Ellis o con Flannery O´Connor? En estos casos tendrán que destruir los libros porque reescribirlos...
Lo peor de todo esto es que en el fondo de nuestras cabezas (nos voy a meter en el saco de escritores, si me permites la licencia, jajajaja) deja una semillita que nos hace plantearnos si molestaremos o no con lo que escribimos. Al menos , a mi me ocurre. Yo trato de que la semilla no crezca, pero a veces brota. Y eso , al final, lo único que consigue es cortar la libertad de expresión. Perdón por la chapa.
Un abrazo.
Un abrazo.
Sí, es inevitable que la autocensura se cuele en los propios escritos y al final todo se hace con miedo, pero el atrevimiento de corregir algo ajeno me parece tremendo. Confiemos en que las cosas se encaucen un poquito...
EliminarEn realidad, esto es lo que pienso de este tema:
ResponderEliminarhttps://eldestrio.wordpress.com/2023/03/29/a-veces-la-verdad-no-es-suficiente/
Ironía y humor contra la censura. Genial, Isra.
EliminarEstamos entrando en una etapa social de buenismos y conceptos políticamente correctos. los ofendidos proliferan como setas en humedales y se olvida que para que todo cobre un sentido correcto y unos parámetros aceptables solo habría que utilizar y poner en práctica la palabra "Respeto". Lo demás sobra. Si entramos a nivel literario, en estos juegos absurdos que más bien parecen trampantojos para desviar la atención de cuestiones más sustanciales, estaremos perdidos y nos perderemos en disquisiciones que no conducen a ningún lugar deseable.
ResponderEliminarLa literatura proporciona la libertad necesaria para que un escritor vuelque su imaginación, pudiendo crear mundos, personajes y situaciones que nos hagan salir de la mediocridad de lo rutinario.
Esto ya se va pareciendo mucho a las censuras eclesiásticas de la inquisición. También a las de ciertos regímenes totalitarios de un signo y del contrario y a los mundos diatópicos en los que todo ser humano pierde su particularidad, para entrar en el colectivismo borregil, que pide a sus verdugos "Soma" y quema libros, mientras su mirada abducida se pierde en pantallas retroiluminadas que los someten a sus dictados.
Prefiero no vivir esos tiempos.
Naturalmente quise poner "Distópicos" no "Diatópicos".
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