Según uno de los múltiples aguafiestas que pululan por internet, y más en este día, el amor está compuesto por Dopamina, Serotonina y Oxitocina. Más allá de que pueda pensarse, o creerse, o casi demostrarse, que el amor podría producirse en cualquier laboratorio, algo que me recuerda a la actual polémica de que una IA puede suplantar a las personas en creación artística, lo que más me llama la atención de esta afirmación es lo que viene después: la sobredosis de alguna de estas hormonas podría derivar en esquizofrenia, paranoia o varios trastornos mentales.
Y eso me lleva a reflexionar sobre comportamientos o reflexiones sobre el tema. Porque, ¿quién no ha perdido la cabeza por temas de amoríos? ¿O quién no ha llegado a estar loco por alguien? Emborracharse de amor, sentir detener el tiempo, no tener ojos para nadie más, vivir un infierno por el desamor, estar en una nube… Todo parece estar pivotando sobre la inestabilidad emocional, y no es de extrañar si este sentimiento está sostenido por un trípode tan poderoso, sentimiento que no deja de moldear nuestro modo de vida, sobre todo en las artes, como en la literatura.
Y no hay mejor día de hoy para rendir homenaje hurgando un poco más en el tema.
LA LITERATURA ROMÁNTICA
Reconozco que yo no soy ningún romántico, pero uno de los primeros relatos que escribí fue también uno de los primeros regalos que hice en San Valentín. Y es que puede que una de las cosas más recurrentes en la literatura sea el amor romántico. Podremos leer sagas de ciencia ficción, de fantasía épica, novela negra, histórica, no ficción…, y en todas hay, en mayor o menor medida, un componente en común, y ese es el amor.
Desde los orígenes mismos de la ficción, han sido muchos los autores que nos han ido suministrando un nutrido repertorio de historias con sufridos amantes como protagonistas. Pobres personajes con el estigma de tener que pasar infinidad penurias hasta lograr estar juntos. La fórmula está presente en muchas obras de teatro de las antiguas Grecia y Roma. Pero no se detiene ahí, porque, ¿qué sería de la Edad Media sin el amor cortés? Si hasta Don Quijote tenía a su Dulcinea. Y la cosa se va repitiendo hasta llegar a nuestros días. El amor es una constante, mueve montañas y puede reblandecer el corazón del más duro.
Sin embargo, dejando el tema a un lado, hay un género donde este, el amor, es el protagonista absoluto: la novela romántica.
¿Y qué es la novela romántica?
"Cualquiera que se enamora está buscando las piezas que le faltan de sí mismo". Haruki Murakami
Orgullo y prejuicio, Romeo y Julieta, El cuaderno de Noah, Los puentes de Madison, Cumbres borrascosas, El amor en tiempos de cólera, El paciente inglés, Ana Karenina, La princesa prometida… Cuando pensamos en novela romántica nos vienen muchas obras a la cabeza, pero para responder qué es una novela romántica quizá debiéramos buscar cuál fue la primera, pero esta otra respuesta dependerá de a qué nos estemos refiriendo por Novela Romántica; de si hablamos de esas primeras historias que ensalzaban el amor, como las famosísimas obras de Jane Austen o las hermanas Brönte, o del primer título que dio forma al género tal y como lo conocemos en la actualidad. En realidad, en valores absolutos, y dentro de la dificultad de llegar a un acuerdo, Pamela (1740), de Samuel Richardson, es considerada la primera novela romántica de la historia. Novela que fue precursora del movimiento artístico que ya era una realidad: el romanticismo.
La literatura del Romanticismo fue un movimiento literario anticlásico que se inició en el siglo XVIII en Alemania, Inglaterra y Francia, tomando al principio la forma de Prerromanticismo, y se dispersó y cultivó por toda Europa hasta mediados del siglo XIX. Su importancia y la renovación estética y artística que supuso fue tal que continúa ejerciendo su influencia hasta la actualidad.
Entre sus características principales se encuentran la constante presencia de temas preindustriales como la naturaleza y los mitos y leyendas medievales con preferencia a los mitos y la historia grecolatina.
El autor se empecina en la constante búsqueda de la originalidad como forma de hallar la identidad y el individualismo subjetivo. A la vez, se contrapone a la profesionalización del artista y a la conversión de la obra de arte en una mercancía más del pragmatismo burgués, dado que los escritores profesionales se servían de unas formas de escritura más genéricas y tomadas de los géneros literarios grecolatinos efectivas en el mercado. La literatura deja de ser una actividad prioritariamente económica o de fin educativo para ser una necesidad creativa sin fines: se cultiva el Arte por el arte, como escribió el poeta romántico Victor Hugo.
A partir de aquí, el artista escribía con una nueva estética en que se sustituía la belleza de lo perfecto y clásico por el misterio de lo sublime incompleto, abandonando imitación y abogando por la inspiración, la libertad y la obra abierta, mediante la expresión de las pasiones y los sentimientos. Creó nuevos géneros literarios, como la novela histórica, la leyenda, la novela gótica, el drama romántico e inició estéticas en la lírica como el simbolismo (Edgan Allan Poe)
Características
- La pasión como eje del pensamiento y de la acción
- Individualismo. El eje narrativo del ser humano y sus emociones (manifestación del “yo”).
- Visión subjetiva de la realidad exaltada de los sufrimientos y alegrías.
- Personajes realistas que reflejan costumbres que la revolución industrial y la emigración del campo a la ciudad van perdiendo.
- Estética que exalta lo sublime o misterioso por encima de la fría y perfecta belleza clásica. Domina lo incompleto, espontáneo e imperfecto sobre lo completo, pensado y perfecto; la originalidad sobre la imitación de modelos clásicos o del renacimiento; ya no se pueden escribir obras maestras «con receta» y con preceptivas repetidoras.
- El ansia de libertad exige romper el precepto aristotélico de las tres unidades (acción, tiempo y lugar) que se seguía en el teatro, dando lugar al llamado drama romántico, y además la de estilo que añadieron los franceses: se mezcla lo trágico y lo cómico, la prosa y el verso, se dejan pasajes con puntos suspensivos para que se pueda añadir…
- La búsqueda del misterio origina una estética donde abunda lo lúgubre: la noche, los cementerios, las ruinas, la violencia, los temas tabú, sobre todo en el teatro, los fantasmas, los demonios, las criaturas sobrenaturales como los duendes o las hadas...
- La imaginación sobre la razón (un mundo más personal, metafórico y libre; repleto de fantasías).
- El héroe huye de las formas clásicas; es más rebelde, más inconformista y un poco menos perfecto.
- Rechazo a sistemas dogmáticos, absolutistas y reglados como la religión. Defensa del amor libre.
Ahora bien, y después de esta parrafada más soporífera que académica, ¿es esto suficiente para perder la cabeza? ¿Para dejarlo todo e ir en busca del amor de tu vida? Bueno, puede ser, o no, la decisión recaerá en cada uno. Porque hay decir que los cánones actuales románticos, o lo que se nos viene a la mente en estos momentos, más en concreto en este día, no son sino una variante de la novela romántica; y aquí entramos en unas cuantas variantes, destacando dos: La novela rosa y la erótica.
- La novela rosa es una variante de la novela romántica, la cual se trata de un género literario occidental, que la RAE define como una «variedad de relato novelesco, cultivado en época moderna, con personajes y ambientes muy convencionales, en el cual se narran las vicisitudes de dos enamorados, cuyo amor triunfa frente a la adversidad». Como el género romántico, está presente en todas las épocas, con la premisa del final feliz por bandera. Y con ello, y si damos una vuelta de tuerca, nos encontramos con:
- La novela erótica (Cincuenta sombras de Grey, por ejemplo), estilo que no hay que confundir con la novela pornográfica, donde se potencia el arte de seducir sin mostrar, de despertar la imaginación sin enseñar, sus autores huyen del sexo explícito, su objetivo no es la meta, sino el camino. Es la manera más elegante y difícil de contar las pasiones ocultas de un ser humano. El verdadero escritor de novela erótica sabe en todo momento dónde está la línea que separa sugestión de obscenidad, y el lector de este género también.
Y eso son solo dos géneros dentro del género, porque la cosa puede ir a más dependiendo de cuanta Dopamina se mezcle que con la Serotonina a la espera de que venga la Oxitocina, si no es que alguna le da por potenciarse o desaparecer y nos vayamos a historias tan extremas como el Monster romance, Monster fuck o cosas aún más dementes…, y es que, como decía Oscar Wilde, «Cuando se está enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás. Esto es lo que el mundo llama una novela», o lo que es lo mismo: ¡feliz San Valentín!
¿Y vosotros? ¿Leéis romántica? ¿Alguna vez habéis escrito o regalado un relato romántico?
¡Saludos, Tinteros!
Hola, Pepe. Pues sí, un día muy adecuado para reflexionar sobre este tema, jeje. Es cierto que toda la Literatura, independientemente del género que se aborde, está salpicada de romanticismo. Siempre hay algún hilo que apunta hacia una historia de amor o desamor y sin embargo, como género en sí mismo está algo devaluado por la confusión, yo creo, entre novela romántica y novela rosa que es una variante, como tú explicas muy bien, que ha abusado quizá de cierta ñoñería algo más de lo conveniente... Puede ser un gran entretenimiento pero yo me quedo sin dudar con el estilo y la forma de contar del S.XIX, es una época que me encanta. En fin. Feliz San Valentín y gracias por este recorrido tan estupendo por los orígenes del género.
ResponderEliminarLa verdad es que sí, Marta, la novela rosa se ha ido imponiendo y cobrando los honores de la romántica, es algo, creo yo, relacionado con lo vendible; este tipos de novelas son más amenas al público en general, donde el amor siempre triunfa sin sufrir muchos apuros. Yo también soy más de la otra, o más bien, de una fusión de varios estilos.
EliminarUn abrazo!
Escribí uno dentro de una novela negra, como subtrama, pero en plan parodia. Es tentador exagerar sus características y darte cuenta de que la historia no sufre demasiado en su credibilidad genérica, sino que se enriquece, jaja. Salut, monsieur Pepe !
ResponderEliminarEs como una comida con la que experimentas sabores, o especias, quizá abusar de ellas la haga incomible, pero en pequeñas dosis enriquece el resultado. Felicidades por el experimento.
EliminarUn abrazo, monsieur, jajaja
Y hubo tambien en la literatura el Amor Caballeresco: El que sentia Don Quijote por la hermosa Dulcinea del Toboso.
ResponderEliminarUno de los más famosos y platónicos de la historias, sí señor, José.
EliminarUn abrazo!
A veces se tiende a menospreciar el género romántico, pero dadas las obras que has citado creo que no estaría de más una reflexión. Romeo y Julieta marca la sublimación del amor con una historia tan digna como El Quijote, que entre otras cosas, también es una historia de amor.
ResponderEliminarFeliz San Valentín para todos los valientes je, je!
Abrazos, Pepe.
Eso es por el abuso del género rosa, que en el cine es la base de muchas de las películas románticas, como las comedias románticas, donde desde el principio se sabe cómo va a acabar. Creo que es un género de elaboración y digestión fácil y que llega mucha gente. Por se ha repetido tanto la fórmula, y esas cosas al final cansan, no como las historias memorables que dices.
EliminarUn abrazo!
Hola Pepe, el amor es tan romántico como perturbador. Las novelas que mencionas como Orgullo y prejuicio son grandes lecturas de la literatura.
ResponderEliminarEl género romántico trasciende a través de los tiempos y tiene muchos-as lectores aunque yo soy más de género fantástico, Novela negra, de terror y suspense. Indiscutiblemente lo que mas leo como historiadora que soy es historia. Feliz San Valentín a todos. Abrazos
Siempre es bueno ir consumiendo todo tipo de géneros, o por lo menos eso se dice, yo hay algunos que no puedo, pero si está bien contado, da igual. En las novelas de fantasía hay mucho romanticismo, y eso las enriqueze, como en las negras o en las de terror.
EliminarUn fuerte abrazo!
Creo que el género romántico siempre ha tenido éxito y seguirá siendo así por mucho tiempo porque, igual que el amor, es universal y totalmente necesario para nuestras vidas! Je, je! Un abrazote a tod@s y feliz día para quien lo celebre! A ver a cuant@s les regalan hoy una buena novela romántica! Je, je!!!
ResponderEliminarPienso exactamente igual, Marifelita. Y espero que hayan habido muchos regalos de ese tipo en ese día.
EliminarUn abrazo!
No leo romántica porque, salvo excepciones, lo encuentro demasiado convencional. Sin embargo me encanta que haya amor de fondo en todas las grandes obras. Yo soy romántica en el sentido extenso de la palabra, ese que explicas y desarrollas tan bien en este artículo. La fantasía y el misterio, la apertura a otros mundos, (psicoánalisis, surrealismo, parapsicología, simbolismo), el individualismo, y el amor a la naturaleza, y tantas cosas que hoy disfrutamos se las debemos a esos primeros románticos, que si bien ahora los vemos un poco desbordados en sus emociones son los que abrieron la puerta grande a la creatividad, en todos los ámbitos. Paralelamente, en lo social, encontramos una paulatina búsqueda de los derechos humanos, la justicia, la igualdad, la libertad, que tuvo su pistoletazo de salida con la revolución francesa.
ResponderEliminarPerdona porque me he ido por peteneras : Me superencantó el análisis que haces del movimiento romático y… ¡viva el amor!
Un abrazo!
Solo por estar peteneras vale la pena esta red social, jejeje. La romántica ahora, como género, está encasillada en lo que es más bien la novela rosa. En amazon hay miles de ejemplares y parece que al mes salen otro miles. Es un género de digestión fácil, y como al final triunfa el amor algo dentro de nosotros se queda satisfecho. Un final feliz es algo deseado, pero porque creo que combina ese sentimiento con la sensación de algo que ha cerrado bien, cosa que deben de tener todos los buenos finales. Aunque la reiteración de la fórmula va dando cosas cada vez más inverosímiles. En fin, que yo también me voy de peteneras... Eso, que viva el amor, el amor y los finales bien cerrados, jajaja.
EliminarUn fuerte abrazo
"algo que ha cerrado bien, cosa que deben de tener todos los buenos finales" Me gusta! :)
EliminarSigue siendo un género literario mu consumido. La novela romántica nos acerca a las vicisitudes de quien ama, que no sonn pocas.
ResponderEliminarGracias por este análisis exhaustivo del género. Un abrazo
La verdad es que son muy extensas, tiene razón, Aldaba, pero también no tiene que dejar de ser complejo, y es fue el pistoletazo de salida, o eso creo.
EliminarUn fuerte abrazo!
Ciertamente cada vez está más claro que el amor es una mezcla de sustancias químicas, pero con todo y con eso, qué inspirador resulta en la obra literaria. me gusta el romanticismo clásico de Austen, las Brönte o Victor Hugo, pero lo que hoy en día se llama novela romántica, que más bien es novela rosa, no me atrae en exceso.
ResponderEliminarMuy buen artículo, Pepe, al que lllego un poco tarde.
Un beso.
Bueno, llegar tarde por ser San Valentín está siempre justificado. Yo tampoco soy mucho de las novelas románticas de ahora, la novela rosa, pero su impacto en la literatura actual es inmenso, hoy en día se publican un montón de novelas románticas de ese género, lo cual no es ni bueno ni malo, simplemente que puede que estemos en esa época rosa.
EliminarUn abrazo!
Excelente entrada, Pepe. Veo que sabes mucho de amor y de novela romántica. Yo soy romántico a medias, es decir con los pies en el suelo y la cabeza templada, que no fría. Yo entiendo el romanticismo como una forma de vivir y no tiene que estar circunscrito a un comportamiento melífluo constante sino en momentos que lo requieren. De ahí que no me guste la llamada novela rosa o las comedias románticas en el cine, pues muestran situaciones y actitudes que no son reales. Hay que ser romántico pero no empalagoso. Como dijo en su día Camilo Sesto: Vivir así es morir de amor, ja, ja, ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Para ser un romántico a medias, Josép, veo que te sabes bien la letra, jajaja. No sé mucho, esta entrada ha salido de la documentación. Sí que he visto la enorme vorágine de novela romántica actual que sale hoy en día; incluso está el hastag #yoleoromantica por redes, para que los consumidores de redes se busquen entre ellos. Me parece sorprendente cómo ha crecido, aunque las fórmulas sean similares y no aporten mucho más que lo ya hecho. Creo que hay que ser un poquito de todo, ¿que tal el hastag #yoleounpoquitodetodoporquesoyunpoquitoeclectico? Un poco largo me parece, jejej.
EliminarUn abrazo!
¡Hola, Pepe!
ResponderEliminarVeo que hiciste una buena recopilación de ingredientes para hacer un excelente cóctel del amor, que mezclado con tus experiencias de vida (pensamiento y sentimiento) han sido un verdadero regalo literario de San Valentín.
Creo que el amor, no es en realidad una mezcla de sustancias químicas, lo que sí creo es que es un sentir que dada esa mezcla de sustancias presentes, se suele potenciar de manera casi descontrolada, desde luego hablamos del amor que se define como el ansia de sentir, pertenecer o poseer al otro o a lo otro, como el amor al dinero, al trabajo excesivo, al protagonismo o ego y esas cosas materiales que se suelen convertir en modus vivendi, o sea, ese sentir imperioso que nos priva de nuestra libertad de ser, ya que sin eso nos sentimos cojos, es un amor inmaduro y relativo, dependiente.
Pero existe otro tipo de amor, más sereno, consciente, auténtico, maduro e independiente que nunca te privará de ser quien eres, ni te restará libertad, ese no tiene nada que ver con sustancias químicas, es más almico que corporal, es el verdadero amor, los otros son sustitutos de su ausencia en la vida.
El romanticismo no me mola, suele ir de la mano del ensueño y lo cursi, y más bien soy de realidades y cero empalagues amorosos, soy muy directa, así que más que romántica me declaro apasionada. Pero como toda adolescente he leído novelas de amor platónico y escrito poemas de amor y desamor. Y bueno, gracias al Tintero, he escrito un par de micros y relatos de amor, de poca monta.
Interesante la frase de Haruki Murakami, siendo el enamoramiento la primera etapa del desarrollo amoroso, no resulta raro que busquemos eso que no tenemos, pues es como remediar la cojera que sentimos por falta de ese verdadero amor que describo más arriba.
Ya ves Pepe, me has pinchado con esa flecha de cupido y la reacción me ha soltado la lengua, ja, ja.
Un abrazo y saludos tinteros para todos.
Nadie mejor para hablar del amor que tú Harolina, aunque te declares una no romántica. Suscribo todo lo que dices. No hay que confundir el amor con el "encoñamiento" adolescente, que a veces no es tan adolescente, y que nubla nuestro pensamiento. El amor más maduro, por ese sí valdría la pena luchar; el amor verdadero, el que el yo deja paso para el nosotros, incluso el tú. Ese sí que tiene poco de químico y mucho de espiritual.
EliminarUn gran comentario, compañera, para tenerlo siempre a mano e ir releyéndolo
Un abrazo
De soporífero académico nada de nada, Pepe. Esta perfectamente expuesto y además, distraído. A mí si me gusta la novela romántica, pero no en plan Corín Tellado, sino con el corsé de la buena literatura que mete en cintura lo ñoño, ridículo y fácil. Pero menos mal que la étapa álgida del AMOR con mayúscula dura poco, dicen que seis meses como promedio, porque nos podríamos morir de amor, de un síncope o de un yuyu.
ResponderEliminarOtra cosa es el cariño de esos que duran toda la vida aunque reconozco que a veces se echa de menos esa etapa primigenia en la que hacemos las mayores locuras inimaginables.
Muy bueno, Pepe.
Es que las locuras son lo que más molan, o como diría Dory, el pececito cirujano de Buscando a Nemo, "yo soy muy de hacer locuras". Sí que es verdad que una vida de locuras y montañas rusas emocionales recortaría la esperanza de vida, y a ver quién paga las jubilaciones de aquellos que se quedaron con el cariño de toda una vida, ja, ja, ja. Estoy desvariando, pero sí, el amor desenfrenado no está mal, en pequeñas dosis, el cariño tampoco, pero este en las dosis que hagan falta.
EliminarUn abrazo!
¡Hola, Pepe! Estupendo repaso por el genero romántico. Me ha parecido interesantísima esta entrada, en la que se definen muy bien las características generales del género y luego más específicamente las de la novela rosa y erótica. Me ha quedado todo muy bien ordenado mentalmente je, je je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Je, je, je, mentalmente ha quedado como un cóctel de hormonas a punto de descarrilar. Muchas gracias, M.A.
EliminarPor cierto, estoy con el relato de la edición, espero acabarlo a tiempo, voy que no tengo tiempo para na!
Un fuerte abrazo!
Hola Pepe. Si es que el amor es de las cosas que están presentes en todo tiempo y lugar, pues forma parte del mismo ser humano. Y por tanto también lo está en la literatura. Personalmente me gusta un toque de romanticismo en los relatos o novelas, pero de manera contenida sin caer en exceso de zalamerías o cursilerías. No es un arte facil si se pretende que quede en su punto justo. Un abrazo.
ResponderEliminarHola el amor es en ocasiones un "Dulce veneno" o en otras es el antídoto en la vida de alguien, pero en fin como dijeran por allí un "mal necesario" para poder sentirnos a gusto con alguien, aunque la mayor parte de las veces es efímera, y muy rara vez dura "Hasta que la muerte los separe" esa frase es de hacerle un profundo análisis. Por allí unos dicen que encontrar tu pareja o tu media naranja, es cuestión de suerte, o ganarse la lotería. Abrazos desde Venezuela
ResponderEliminarHola, Pepe.
ResponderEliminarHe estado leyendo cositas por el blog que me han parecido muy interesantes. Esta entrada es muy buena así que me he quedado como una seguidora más y entraré de vez en cuando a churretear.
Un abrazo.