Tom Sharpe dijo en alguna ocasión que su método para comprobar la calidad de su novela consistía en ir pasando los folios escritos a su esposa para que los leyera. Si la veía sonreír durante la lectura significaba que los lectores se desternillarían; si no, le lanzaba una zapatilla.
Bueno, seguro que Sharpe hablaba en sentido figurado, en lo referente a la zapatilla, pero es un buen ejemplo de lo peculiar que debe ser una pareja en la que uno de sus miembros es un escritor. Si ya los mortales corrientes tenemos que lidiar con nuestras respectivas rarezas imaginemos compartir la vida con alguien que o está encerrado en sus letras o está con la mente en las nubes, dejando aparte sus excentricidades.
Pues si esa situación ya tiene su miga, imaginemos una pareja en la que los dos miembros sean escritores. ¡Los dos! ¿Cómo pueden combinarse ambos especímenes y sobrevivir en el intento?
Os invito a conocer algunas de las relaciones simbióticas que nos ha dejado la Literatura.
AMANTES Y ESCRITORES
Cuando tu pareja es el lector ideal
Esta clase de relación de pareja está compuesta por un escritor famoso y otro desconocido, pero que adopta el rol de lector beta, de esa primera persona que accede al borrador para sugerir o corregir.
El ejemplo perfecto sería el matrimonio de Stephen King y Tabitha Jane Spruce King. En Mientras Escribo, el escritor de Maine reconoce la importancia de su mujer en la escritura de sus novelas. No es para menos. Cuando King acumulaba rechazos editoriales —tantos que llegó a empapelar una habitación con las cartas de rehúse— comenzó una novela. Ya avanzada, sufrió una crisis de inseguridad acerca de su calidad. Bueno, más que dudar lo que hizo fue tirar el borrador a la papelera antes de irse a dar clases en el instituto en el que trabajaba. Pues bien, al regresar, encontró a Tabitha leyéndolo. No solo lo había rescatado de la basura, sino que le animó a seguir trabajando en él. Era muy bueno, le dijo, y ella podría ayudarle con la creación del personaje de la adolescente. Esa novela es Carrie, el primer éxito de King. Tabitha es también escritora y ha escrito ocho novelas, aunque sin la repercusión de Stephen.
Otro caso en el que uno de ellos adopta el papel de corrector del otro es la pareja formada por Percy y Mary Shelley. Sin duda, seguro que hoy día ella nos resulta más conocida, pero cuando se casaron el escritor célebre era él, considerado como un gran poeta romántico. Sin embargo, todo cambió un verano de 1816, cuando se reunieron en Villa Diodati junto a Lord Byron y Polidori y se propuso el reto de escribir una historia de terror. Los poetas abandonaron el mismo al poco, pero ella no. Allí, Mary Shelley, con apenas dieciocho años, escribió las primeras líneas de Frankenstein. Parece acreditado que Percy Shelley tuvo un papel importante en cuanto a la corrección de estilo y otras cuestiones técnicas, al menos en la primera versión del 1818. De hecho, se le llegó a atribuir su autoría en un primer momento. Lamentablemente, ese matrimonio terminó pocos años después cuando el poeta falleció, con apenas 24 años, en un naufragio. ¿Quién sabe qué hubiera sido escrito entre ambos con más tiempo?
Hasta ahora hemos hablado de parejas estables, pero también nos encontramos ejemplos en relaciones adúlteras. Como el apasionado romance del autor de La guerra de los mundos, H.G. Wells, con la escritora Rebecca West. Parece ser que su idilio comenzó cuando ella escribió una crítica demoledora a una de sus obras, que curiosamente se titulaba Matrimonio, en septiembre de 1912. El caso es que Wells era bastante mujeriego y, sin duda, esa joven escritora capaz de criticarlo le llamó la atención. Él estaba casado, pero eso no supuso ningún problema para no solo liarse con Rebecca sino dejarla embarazada con solo 19 años. Wells nunca dejaría a su señora esposa, pero mantuvo esa relación extramarital durante diez años en los que Rebecca siguió criticando, en la intimidad, las novelas del padre de la Ciencia Ficción.
A veces, ese apoyo no es solo creativo, sino dinerario. Como es el caso de la ardiente relación de Henry Miller y Anaïs Nin. Decir que entre ellos saltaron chispas es quedarse corto… ¡fue como una explosión nuclear! Y en ese romance tampoco se quedó al margen la propia esposa del autor de Trópico de cáncer puesto que June Mansfield también se enamoró de Anaïs. Y esta de ella dado que llegó a decir: «Me he convertido en June». Bueno, pese a este totum revolutum de relaciones ninguno llegó a romper sus respectivos matrimonios, pero la celebre escritora de género erótico se convirtió durante un tiempo en mecenas de Henry Miller, además de su amante, claro.
Los casos de este apartado son ejemplos edificantes en los que ambos miembros de la pareja se han ayudado mutuamente para mejorar como escritores. Pero no todas las parejas de escritores han sido así como podemos comprobar a continuación.
Relaciones vampíricas
O parasitarias. No es ningún secreto que en literatura existen muchos escritores chupatintas, famosos en muchas ocasiones, que han cimentado su carrera con lo que hoy se llama escritores fantasmas. Desde luego, no debe ser plato de buen gusto ver que tu obra aparezca firmada por un desconocido, pero ¿os imagináis que quien se aproveche de ello sea vuestra pareja? Es el caso de una escritora de la que no hace mucho se hizo una película protagonizada por Keira Knightley. Me refiero a Sidonie-Gabrielle Collette.
Con solo veinte años, Colette se casó con Henry Gauthier Villars, escritor, editor y bon vivant que tenía por costumbre firmar con su apodo, Willy, las obras de sus escritores esclavos. Al poco, este vampiro literario descubrió el talento de su joven esposa y no tuvo reparos en apropiarse de sus escritos y publicarlos bajo su firma. Eran unas novelas en las que Collette plasmaba sus experiencias adolescentes bajo un personaje, Claudine, que tuvo mucho éxito en su época. Afortunadamente, Collette consiguió liberarse de su rol de sumisión y dirigió sus pasos al mundo del teatro… y a una vida de liberación sexual, llegando a realizar un trío con su esposo y una de sus amantes que plasmó en la novela Claudine en ménage. Quién sabe si la expresión Ménage a trois viene de aquí.
Otro ejemplo de este tipo de relaciones podemos encontrarlo en España, en el matrimonio de Gregorio Martínez Sierra, un famoso dramaturgo de la España de los cincuenta, con María Lejárraga. Según reveló María en sus memorias, Gregorio y yo, era la autora de las obras firmadas por Gregorio; si bien, hay quien afirma que ello no era del todo cierto y que entre ellos hubo una simbiosis creativa. Aun y así, digamos que Martínez Sierra se llevó todos los méritos a costa de su mujer.
Si en el primer apartado encontramos relaciones en las que uno de los miembros es «el marido o la esposa de», en este hemos encontrado algo más tóxico como es el aprovechamiento de uno sobre otro. Pero por supuesto existen otros casos en los que ambos escritores se miran de tú a tú y que podemos llamar...
Relaciones a lo brangelina
El acrónimo de Brangelina era una cursilada con la que se conocía a la famosísima pareja de actores que formaron Brad Pitt y Angelina Jolie. Ambos eran superguapos, superfamosos y cada uno tenía su propia carrera en Hollywood.
En el mundo literario también nos encontramos con parejas de escritores de igual fama, reconocimiento y celebridad. Su actividad literaria puede transitar por los mismos géneros o por caminos muy distintos, o bien, involucrarse incluso en proyectos editoriales conjuntos. Pero siempre manteniendo su individualidad como autores. Entre otros, encontramos buenos ejemplos en Sánchez Ferlosio y Carmen Martín Gaite; a Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina; a Almudena Grandes y Luis García Montero; a Martin Amis y Isabel Fonseca; a Paul y Jane Bowles; a Virginia y Leonard Wolf; a Octavio Paz y Elena Garro; o a Sartre y Simone de Beauvoir.
Son relaciones de igual a igual, cada uno tiene un peso específico en el mundo literario, aunque ello, quizá, pueda ser también motivo de cierto conflicto o al menos provocar ciertas tensiones motivadas por celos profesionales. Un excelente testimonio lo encontramos en la pareja formada por Paul Auster y Siri Husvedt. En una entrevista, la autora confesó lo siguiente:
¡Hay que ver de qué manera pueden combinarse las relaciones entre escritores! Pero de momento solo hemos hablado de casos en los que cada uno escribe por su lado. Los siguientes muestran un paso más allá, algo casi idílico.
Relaciones a dos manos
En estas relaciones ya no hablamos de convivencia o apoyo profesional. Como si de dos medias naranjas se trataran, al unir sus corazones también unieron sus letras, escribiendo desde entonces sus novelas a dos manos.
El ejemplo perfecto es la pareja de escritores noruegos de novela negra, Maj Sjowall y Per Wahloo quienes escribieron la mítica serie de Martin Beck. Sin duda, son los referentes de todos esos autores nórdicos que copan las listas de los más vendidos. Pues bien, esta pareja se conoció en 1961 y casi de inmediato se propusieron poner en marcha el proyecto de una serie de novelas realistas que mezclaran política, crítica social y entretenimiento. Como decían ellos, la clave para ser leído es realismo y humor y con esos ingredientes comenzaron su carrera en 1965 con la publicación de Roseanna y la continuaron hasta 1975 con Los terroristas y, lamentablemente, con la muerte de Per.
¿Idílico, verdad? Vale, en ese caso hemos visto a dos escritores escribiendo amorosamente un proyecto común. Pero ¿os imagináis que una pareja escriba una novela a dos manos para echarse los trastos a la cabeza? ¿No?
Pues sí.
Ese fue el caso de Silvina Ocampo y Bioy Casares. Se casaron en 1940, y entre Bioy y Borges la convencieron para que se dedicara a la Literatura de manera exclusiva. Parece que el matrimonio estuvo salpicado de infidelidades tanto de él con una sobrina de ella; como por ella con la poetisa Alejandra Pizarnik. Pues bien, parece que como terapia matrimonial decidieron escribir juntos, en 1946, la novela Los que aman, odian con el objetivo de resolver sus diferencias. No sé si con esa novela solucionaron sus problemas, pero el matrimonio al menos perduró hasta la muerte de Silvina en 1993.
Puede que con esta clase de relaciones en las que los dos miembros escriben de manera conjunta parezca el top del romanticismo y de la compenetración perfecta. Pero todavía podemos encontrar algo más...
La fusión perfecta
¡Y llegamos al súmmum de la simbiosis de una pareja de escritores! La relación perfecta. En ella, no es que sean pareja y además escritores, o que se ayuden e incluso lleguen a escribir a dos manos, ¡es que ambos autores se fusionan dando origen a un escritor único! Como es el caso de Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho.
Este matrimonio de escritores suecos, y divinos de la muerte, desde luego no puede estar mejor avenido. No solo comparten un exagerado gusto por las fotos glamurosas, sino que su compenetración les ha llevado a crear un escritor imaginario, Lars Kepler, para firmar las novelas de suspense que escriben juntos. Parece que lo de Kepler es en homenaje al padre del heliocentrismo y astrónomo, Johannes Kepler. Ese escritor debutó en 2009 con el best seller, El hipnotista, que iniciaba la serie de Joona Linna.
Bueno, y con esta pareja terminamos la entrada de hoy y... ¿qué? ¿Que qué pasa con los hijos de las parejas de escritores? Puff, nunca tenéis bastante, je, je, je... A ver qué encontramos por ahí.
Bonus: Cuando los niños se interponen en las letras
Como esto ya forma parte de un bonus de la entrada, creo que lo mejor es mostrar los dos extremos. En el lado positivo podemos encontrar aquellos casos en los que de tal palo tal astilla. Madre y padre escritores cuyo hijo también decide dedicarse a la novela. Sin duda, el caso que seguro os viene a la mente es el de Joe Hill, el hijo de Stephen y Tabitha King.
En el otro extremo podemos encontrar a Linda, la hija de dos pesos pesados de la novela negra como son Ross McDonald y Margaret Millar.
La historia es triste, aviso. De este matrimonio se ha dicho que fueron la pareja de escritores de novela negra más distinguida y menos colaboradora de la historia. Paradojicamente, las tensiones de sus cuarenta y cinco años de matrimonio fueron la fuente de la mayoría de ideas para sus personajes de ficción. Sin embargo, la fertilidad literaria de esa convulsa relación tuvo una víctima: su hija.
La vida de Linda no fue un camino de rosas. Margaret tenía unas ideas muy particulares en lo referente a la educación de su pequeña. Quería criarla de una manera científica siguiendo el conductismo de J. B. Watson. A Ross esto le pareció una idiotez. El caso es que las discusiones hicieron de la infancia de la pobre Linda un verdadero tostón. Siempre se sintió fuera de lugar cuando sus dos padres se encerraban a escribir. De hecho, los padres fueron advertidos por el colegio de que Linda presentaba ciertos desequilibrios emocionales que, desgraciadamente se consumaron en la adolescencia. Alcohol, desenfreno y hasta un accidente de tráfico en el que mató a un niño de trece años para darse después a la fuga. Cárcel, intento de suicidio, escapadas del hogar... una vida de riesgo que terminó con apenas treinta años. Una pérdida que provocó que Margaret Millar dejara de escribir durante seis años.
¿Conocéis alguna otra pareja de escritores? ¿Cómo lleva vuestra pareja vuestra vocación de escribir? ¿Os ayuda? ¿Os mira raro?
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Si te has quedado con ganas de más solo tienes que clicar sobre las siguientes pantallas:
Está visto que siempre nos sorprendes con nuevas publicaciones a cuál más curiosa y divertida. La de hoy me ha parecido fantástica, con todos estos ejemplos tan variopintos de parejas y de luces y sombras respecto al modo de interactuar a la hora de escribir en equipo o por separado, incluso descaradamente suplantando el trabajo y firmándolo como autores del mismo.
ResponderEliminarLa pareja perfecta fusionándose como platos de cocina para crear el escritor único... Vamos que de tan perfectos me resultan aburridos.
Aquí te comparto algunas parejas y matrimonios de escritores famosos:
León Tolstói y Sofía Berns, aunque se separaron, pero ella volvió a verlo cuando supo que estaba enfermo de muerte.
Peter Orlovsky y Allen Ginsberg, una relación inseparable y abierta a otros amantes, tanto hombres como mujeres.
Mart Twain y Olivia Langton, esta última fue su editora y asistente.
Vera Slonim y Vladímir Nabokov, escribieron juntos un diario íntimo, ella parece ser que rescató del fuego a la novela "Lolita".
Un fuerte abrazo.
David:
EliminarMe gusta lo que he leído
y a pesar que nunca me contestas te sigo leyendo...
Te aprecio
Podrías hacer un concurso. Quién resume mejor lo que tú has escrito
Y veríamos de una realidad tuya pasar a ver que es lo que hacen los otros...
Espero que te rias. Es mas saludable para la pandemia que hay en el mundo
Gracias, Estrella. Ja, ja, ja... Sin duda ese último ejemplo puede resultar hasta empalagoso, pero quería mostrar todas las relaciones simbióticas que se han producido entre parejas de escritores. Me alegra que te haya gustado. Y por supuesto te agradezco muchísimo esos cuatro ejemplos que añades a la lista y que reconozco que desconocía. Bucearé en ellos. Un fuerte abrazo!!
EliminarGracias, Mucha. Me alegra que te haya gustado. Saludos!!
EliminarSiempre siempre interesante lo que cuentas, y además, David, lo cuentas de tal manera que resulta entretenido. Gracias
ResponderEliminarA ver... Sartre y Simone de Beauvoir, Pilar del Río y José Saramago, (aunque manteniendo las distancias) Octavio Paz y Elena garró... no se me ocurre ninguna más, además de los mencionados por Estrella.
En lo personal... no son muy lectores que digamos en casa, (salvo mi señor padre que ya no está, y del que he heredado no solo su enorme biblioteca, sino el gusto por leer y escribir) Una vez hice una trampa enseñado algo más o menos bueno, y otro relato malísimo (de mi autoría ambos ), y a los dos relatos me dieron su dictamen (opinión), diciéndome: "Muy bonito" y sin distinguir la notoria diferencia. :( Snif
La relación de Garro y Paz fue tóxica. Helena una vez escribió “Yo vivo contra él, hablé contra él, tuve amantes contra él, escribí contra él… Todo lo que soy es contra él”, y luego lo dijo cientos de veces. La amaba y la odiaba, le robaba ideas y frases y luego se las devolvía, engalanadas, escribió Paz. Lo mejor de esa relación es que se admiraban, se apoyaban y se leían.
EliminarGracias, Isabel. Me alegra que te haya resultado entretenido y te agradezco esos aportes. A este paso ya tengo material para el año que viene, ja, ja, ja... ¡Ay! Me parece que la familia no suele ser el mejor indicador de la calidad de nuestras letras. En mi caso saben que escribo, pero hasta la fecha me parece que no me ha leído nadie o al menos no he recibido más allá de un ¡Ah, escribes? Un abrazo!!
EliminarGracias, Alfredo. ¡Qué buen aporte! Me encantó eso de vivir contra él, desde luego no se puede mostrar de manera más gráfica y literaria cómo fue esa relación. Un abrazo!!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias por este grato y entretenido rato con esta entrada. Siempre estamos viendo y escuchando hablar sobre parejas famosas y su salseo. Me alegra leer sobre parejas en este mundo tan maravilloso de la escritura y la imaginación. Escribí "me alegra de leer" y se leía muy feo.
EliminarGracias, RR. La verdad es que bien se podría hacer un programa de cotilleos en toda regla con la vida privada de muchos escritores y sin duda sería más jugoso que la vida de los famosetes que llenan esa clase de programas. Un abrazo!!
Eliminar¡Hola! Desde luego un artículo ideal para leer esta semana a pocos días de San Valentín jejeje. Me ha parecido curiosísimo, no conocía tantas parejas de escritores ni tantas anécdotas diferentes. Por cierto, me ha impactado ese borrador de Carrie en la basura! Un buen ejemplo de la importancia de que otras personas lean nuestros escritos.
ResponderEliminarMi pareja es también mi lector beta. Una vez que dije esto en una presentación de un libro, alguien me comentó: "Pero entonces no te criticará nada". Y yo le dije: "Precisamente es al contrario. Me dice tanto las cosas que le gustan como las que no y yo se lo agradezco, pues si cometo errores, prefiero que los detectemos en casa antes de que el libro salga a la calle". E incluso así, se nos escapará algo, somos humanos, pero no será porque no lo miramos todo una y otra vez. (Lo cuento un poco como anécdota por las preguntas del final de la entrada).
Y para terminar, felicitarte por este artículo tan trabajado, con tanta información y con el tema tan bien llevado.
Un abrazo :)
Gracias, M.A. Desde luego que eres muy afortunada por contar con ese lector beta en tu propia casa. Sin duda, lo más difícil de revisar o corregir son los textos propios. Pienso que la razón es que al escribirlos usamos la parte izquierda de nuestro cerebro, pero la analítica es la derecha y cuando encaramos un texto propio diría que se cortocircuitan, ja, ja, ja. Me alegra que te haya hecho pasar un rato entretenido esta clasificación de relaciones entre escritores. Un abrazo!!
EliminarHola.
ResponderEliminarQué entrada tan estupenda, he disfrutado mucho.
Hace un año fui a un encuentro con Siri Husdvedt, y le pregunté algo sobre escribir un guión con su marido.
Y también fui a una charla con el tándem Muñoz-Molina. Puse algún vídeo en el blog.
Aunque algunas cosas ya las sabía(lo de Carrie, lo de Henry Miller, June y Anais, y alguna cosa más, he aprendido un montón, así que muchas gracias.
Muy feliz noche.
Por cierto, respecto a tu pregunta, en mi familia llevan bien que me guste escribir. Mi hermana también escribe y mi madre escribí. Mis hijos también y mi marido opina de todos, jejejeje.
EliminarGracias, Gemma. ¡Qué bueno que escucharas en directo a Siri y a Muñoz Molina! Desde luego que la vida en pareja de dos escritores puede dar lugar a muchas situaciones. Y sin duda tienes una joya de marido bien predispuesto a leeros a todos! Te agradezco el comentario y este pequeño apunte personal. Un abrazo!!
Eliminar¡Qué maravilla de entrada, David!
ResponderEliminarEn todo caso, la relación menos atractiva creo que es la primera ¿Estar en manos de tu pareja como crítico literario? ¡Qué peligro!
Sin embargo, el resto me parece casi que lo normal entre parejas que comparten profesión y aficiones (ya sabes que éste sería mi caso). Así que lo de las "parejas colaborativas" no me hace tanta gracia. Supongo que, por experiencia, estoy convencida de que lo mejor es compartir aficiones, profesión, familia,... Pero la individualidad es algo que entiendo indispensable: ¡Compartamos el almuerzo, pero no comamos del mismo plato!
Un fuerte abrazo
Gracias, Macarena. ¡Qué buena la frase con la que cierras el comentario! Yo también pienso que la escritura es algo íntimo y personal, al menos en la creación. Mientras la historia se está cocinando lo mejor es guiarnos por nuestro instinto y por lo que vemos en nuestra mente y hacerlo de corrido, sin interferencias que nos hagan dudar o nos desvíen. Es cuando ya tienes terminado el borrador el momento de darlo a conocer a un ser cercano y ver cómo reacciona, qué opina, etc...
EliminarLas parejas colaborativas tienen que estar muy bien avenidas, al menos en lo que toca a la literatura, yo la verdad es que no sería capaz. Un abrazo!!
Cuanto menos muy interesante la información que nos ofreces en este artículo, David. Tengo que reconocer que como lector nunca me había preocupado de estos pormenores. Que el autor o autora de la novela que tenía en la mesita de noche tuviera como pareja a otro escritor o escritora no sabía apreciarlo en su justa medida. Sin embargo ahora sí entiendo que es una bendición poder tener un lector beta sentado a tu lado en el sofá, y si además le gusta jugar con las palabras pues te puedes imaginar. Descubrir esos detalles en esta entrada me da otra perspectiva muy especial de esos autores, con sus pros y sus contras.
ResponderEliminarGracias por compartir tan excelente información. Un abrazo.
Gracias, Carles. Me alegra que te haya gustado esta entrada. La verdad es que lo ideal para cualquier escritor es que su pareja sea un lector beta de primer orden y que, además, tenga la santísima paciencia de aguantarlo cuando está escribiendo y tiene la cabeza llena de pájaros pensando en su historias. Un abrazo!!
EliminarHola David. Muy interesante el artículo.
ResponderEliminarSe puede agregar Borges/ Kodama? No sé si cabe, Borges era impar!!! Exclusivo único.
Gracias, Roxana. Por supuesto que podría agregarse a Borges. Desconocía esa relación, y de hecho la que estuve a punto de incluir fue su "relación" con Bioy Casares con el que creó al escritor ficticio como Honorio Bustos Domecq. Un abrazo!
EliminarMuchas gracias por este regalo, David. Como es habitual nos ilustras la mente con historias interesante, muy bien contadas además.
ResponderEliminarEscribir una historia a medias es una experiencia enriquecedora, más aún si hay buena sintonía y conocimiento estrecho entre los autores, incluso aunque sirva para tirarse los tratos a la cabeza.
Un abrazo.
Gracias, Carmen. Desde luego que esa terapia de parejas mediante una novela tuvo que ser toda una experiencia y daría para una comedia cinematográfica de primer orden, ja, ja, ja... Me alegra que te haya resultado amena esta entrada. Un abrazo!!
EliminarDavid has condimentado tu gran post con unas referencias cinematográficas que me han gustado mucho. Vi la película de Collete y su gran personaje Claudine hace poco en televisión, una más de tantas autoras que tuvo que vivir en la sombra su pasión por la escritura bajo estúpidos pretextos machistas. De esas relaciones vampíricas sospecho que hay muchas más de las que conocemos. De hecho se suele decir que detrás de la gran mayoría de Anónimos hay mujeres. Me ha gustado la referencia a Percy y Mary Shelley. Tengo una de las expresiones de él en la Home de mi web, también vi la peli creo que hace dos o tres años. Otra gran inspiración en femenino.
ResponderEliminarMuy interesante lo que cuentas sobre la pareja formada por Paul Auster y Siri Husvedt, esta no la conocía, ni la de los suecos divinos de la muerte. Como siempre aprendiendo contigo.
¡Qué puedo decir! Extraordinario texto David. Muchas gracias
Gracias, Matilde. Te agradezco tu comentario y esa idea para una posible futura entrada dedicada a los anónimos en la Literatura que en muchos casos, como apuntas, seguro que se trataba de escritoras. En este aspecto, creo que en la Narrativa es donde más claramente se ha superado ese machismo y hasta diría que hoy son más el número de escritoras que de escritores los que copan las librerías. Me alegra que te haya gustado esta especie de artículo rosa literario. Un abrazo!!
EliminarUna entrada de lo más interesante. De algunas parejas no sabía nada. La historia de Henry Miller con Anaïs Nin y la mujer del escritor la supe hace años en la película Henry y June, en la que Uma Thurman está en el culmen de su belleza. Nunca la volví a ver tan guapa y mira que lo es.
ResponderEliminarYo añadiría a Ignacio y Josefina Aldecoa. Mucho lo tuvo que querer ella para adoptar su apellido cuando él murió.
En mi casa, yo leo y escribo el blog mientras mi marido prepara sus documentales (dirige documentales). Desde que nos hemos jubilado, los ordenadores echan chispas. A veces le corrijo alguna cosa que escribe. Lo llevamos bien. Él trabaja a veces fuera, porque tiene que rodar o montar, y lo mío es totalmente casero, pero la mayor parte del tiempo cada uno está en su estudio. Es casi como si fuéramos dos escritores, pero muy independientes.
Un beso.
Gracias, Rosa. Ostras, esa peli no la conocía o al menos no la relacionaba con esa pareja y eso que soy un gran admirador de Uma.
EliminarAnoto esa pareja que aportas, ya casi tengo para una segunda parte el año que viene. Sois geniales. Y por supuesto te agradezco que hayas compartido tu experiencia personal desde luego que en tu casa saltan chispas, pero de inteligencia tu en tus letras y él en sus documentales. Un fuerte abrazo!!
Buena colección de parejas y de anécdotas. Algunas las conocía pero no todas. Una entrada genial, David, muy amena y muy interesante.
ResponderEliminarGracias, Marta. Me alegra que te haya entretenido esta "crónica rosa" literaria. Un abrazo!!
Eliminar¡Hola, David!
ResponderEliminarEso del zapatillazo y lo de los especímenes me ha hecho reír durante todo el divertido texto. También lo de la foto ja, ja, ja (Willy, sin duda, es de la izquierda). Creo que todo el anecdotario que se mueve en torno al maestro King es muy rico en matices. Y la verdad es que no debe ser fácil convivir con un escritor y más si el ego por el éxito se ha disparado a niveles lunáticos. Aunque peor debe ser vivir con escritor que no haya vendido ningún libro y se pase la vida esperando el éxito mientras su pareja tiene que currar para alimentar a la prole. En lo personal, tengo una pequeña lectora beta sobre mis mamarrachadas marcianas. Solo tenía una cosa prohibida: imposible meterse con las películas de dibujos animados o con los niños. Así que me quedé sin lectora beta je, je. En cualquier caso y volviendo al principio de la entrada creo que el amor y la tinta pueden hacer extrañas y divertidas parejas de cama.
Un gran abrazo.
Gracias, Miguel. Ja, ja, ja... Me encantó ese experiencia con tu maravillosa lectora beta. Desde luego que los celos profesionales deben estar muy presentes en una pareja. Los escritores suelen ser muy suyos con sus escritos y aunque sean pareja, me temo que ese caso que apuntas seguro que se da más de lo que creemos. En el Día del Libro suelo fijarme en las caras de los autores firmando sus libros, hace dos años vi a Mario Vaquerizo y una presentadora de noticias de La Sexta. Por supuesto, Mario firmaba todo lo que se podía firmar y ella miraba. ¡Qué cara! Pero el mejor momento firma fue hace muchos años. En una librería café estaba Terenci Moix y otros, no los recuerdo. El caso es que mi hoy esposa y una amiga le pidieron una firma y una foto. Terenci era un encanto y se ofreció a ambas cosas. Mientras la hacía, escuchamos de fondo un comentario despectivo de los otros escritores, algo así como que a Terenci le gustaba más una cámara que a un tonto un lapicero... Y este lo escuchó, por cuanto comentó que eran unos idiotas. Así que imagina... Un abrazo!!
EliminarEstos interludios que nos presentas entre los concursos y retos son una parte enriquecedora y casi necesaria dentro de cada tema. Todavía no he terminado la lectura de todos los relatos, pero tengo casi todos bien frescos, y he extrapolado sus tramas con las vidas de los escritores que nos presentas. Ha sido cómico imaginar a Stephen King y Tabitha Jane Spruce King (por ejemplo) discutir por temas conyugales como sucede en los relatos, ya no te digo los líos de faldas que nos has contado.
ResponderEliminarComo te digo siempre, es sorprendente el ver el humano que hay detrás del genio. Eso nos acerca un poco más a ellos, pero a la vez nos pone en nuestro lugar; porque al final, ¿sería cada uno de ellos lo que fueron sin sus respectivas parejas? Creo que es el claro ejemplo del poder de las influencias, aunque sea algo mutuo.
Yo, por mi parte, mi pareja no pone muchas pegas a que escriba siempre y cuando no descuide las tareas domésticas. Este mes me vino de perlas; mientras las hacía se me ocurrió una idea, XD.
Un abrazo.
Gracias, Pepe. Ja, ja, ja... Me encantó esa anécdota personal de que hagas las tareas antes de ponerte a jugar, esto, escribir. Casi te he puesto la cara de Wilt y a tu pareja la de Eva. Sin duda a veces cuesta explicar que cuando estamos abstraídos es porque estamos fabulando y no taciturnos.
EliminarPor supuesto, dentro de cada casa, haya escritores o no, se reproducen los mismos problemas conyugales. Por mucho King que se sea, seguro que Tabitha también le obligará a hacer las tareas primero, je, je, je... Un fuerte abrazo!!
!Hola David!
ResponderEliminarGenial este trabajo de investigación, eres todo un detective, no dejas cabos sueltos para nada, ja, ja. Supongo que debe ser mas fácil si tu pareja comparte tus mismas aficiones o trabajo, pero no siempre es lo que parece, así que en algunos casos resulta bien y en otros, es la muerte de difícil.
Jocosa e interesante entrada, y ademas me dejas ver lo poco que se de escritores y sus parejas o colaboradores, me pasa como en las pelis, me centro en el guion y me olvido del crédito de quien lo hizo, salvo algunos escritores, por supuesto, otros me pasan desapercibidos, que mal por mi... Gracias por el entretenimiento y por la lección recibida, ya que sin autor o autores en este caso, no hay libros.
Te dejo un fuerte abrazo David, y que goces el fin de semana.
Gracias, Harolina. La verdad es que hay dos cosas que me ofrece este blog por encima del resto: por un lado, vuestra compañía; por el otro, obligarme a indagar en el mundo de la Literatura desde distintos enfoques. Y es así como voy conociendo cosas que de no contar con el blog seguramente ni repararía.
EliminarSiempre es enriquecedor buscar en los autores de esas obras de ficción que tanto nos han hecho soñar. Un fuerte abrazo!!
¡Hola, David! Una entrada de lo más interesante. Yo nunca he estado del todo de acuerdo con el dicho << polos iguales se repelen>>, creo que hay que tener afinidad con la gente que te rodea, sobre todo la más cercana. Una pareja de escritores que me gusta mucho es la formada por Raquel de la Morena y Pedro Estrada, que escriben y publican juntos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz fin de semana.
Gracias, Lebasi. ¡Pareja anotada! Y en este caso desconocía a ambos miembros. Imagino que cada pareja es un mundo, tanto sean escritores como no, como se dice el corazón tiene razones que no entiende la razón. Un fuerte abrazo!!
EliminarMenudo trabajo de investigación, o bibliográfico, da igual. El caso es que siempre nos ilustras con historias ejemplares y muy entretenidas. Salvo alguno, la mayoría de estos casos los desconocía y eso hace que la entrada sea más amena e interesante. Siempre he pensado que la pareja de un escritor puede influir mucho en su obra, ya sea porque le aporte ideas y/o sea crítica, o bien porque sea comprensiva, debiendo pasar muchas horas sin su compañía para dejarlo trabajar. En el campo de la ciencia, recuerdo una miniserie española muy buena sobre la vida de Santiago Ramón y Cajal en la que mostraba la resignación de su pobre esposa cuando él se encerraba en su despacho-laboratorio horas enteras sin verle el pelo, je,je.
ResponderEliminarLa mujer correctora yo la tengo en casa. Mi mujer suele ser mi primer lector, antes de publicar uno de mis relatos. Y no porque yo la obligue o se lo pida, sino porque quiere hacerlo de buen grado. Y si por algún motivo algún día no he contado con ella, luego, cuando lee lo que he publicado en mi blog, casi siempre encuentra algún gazapo o fallo, je,je.
Un abrazo.
Gracias, Josep. ¡Es que a quién se le ocurre compartir relatos sin el visto bueno de tu esposa, ja, ja, ja...! Qué buena anécdota personal que te agradezco mucho. Desde luego que escribir es algo solitario y en ocasiones nuestras parejas deben tener más paciencia que un santo, máxime cuando además tienes trabajo y es en el tiempo de ocio cuando puedes aprovecharlo para la escritura, y además es una tarea en la que no nos damos cuenta del reloj, creo que podría pasarme horas y horas sin mirar el reloj cuando escribo o preparo una entrada del blog. Un abrazo!!
EliminarMe gusta la idea de la pareja como lector cero (de hecho mi marido lo es de mis relatos). Pero no creo que pudiera vivir con un escritor. Somos llorones, quejicas, egoístas y hay que tener muy claras las prioridades a la hora de compatibilizar la escritura con el resto de vida.
ResponderEliminarUn abrazo, David.
Gracias, Rocío. Sin duda que has retratado perfectamente muchas características de un escritor, ja, ja, ja... Casi mejor que sea uno solo el que se dedique a ello en una pareja. Un abrazo!!
EliminarAl leer esta interesantísima entrada, no puedo evitar mencionar un libro de ensayo de Blas Matamoro: «Novela familiar. El universo privado del escritor», porque va en la misma dirección y que, de vez en cuando, le doy un repaso. Mejor que hablar de él, transcribo la reseña del propio libro: "Matamoro, con una erudición magistral y un estilo divulgativo y ameno, plantea en este libro un recorrido literario a lo largo del marco familiar y personal de más de trescientos escritores. Una exigente investigación que viene a demostrar la importancia de la vida familiar, mediante sus múltiples aspectos, en el devenir del autor, sus obras y su escritura. Estructurado a modo de breves ensayos, casi microrrelatos, Novela familar despierta el interés del lector por la parte más privada del universo de los escritores. Porque la relación de los escritores con padres ausentes o con madres idealizadas, con progenitores afines a su oficio o decididamente contrarios, con el idioma familiar e, incluso, con su propia descendencia, son para Matamoro la prueba de que la historia de un sujeto es, siempre, una historia de familia.
ResponderEliminarSaludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarIsan, me ha dado tanta curiosidad la reseña sobre el ensayo de Blas matamoro que lo acabo de pedir por amazon (en papel). Ya te diré cuando lo lea.
EliminarEso, ya me dirás.
EliminarGracias, Isan. ¡Cómo te agradezco esta recomendación que desconocía por completo! Como en el caso de Isabel ¡me la pido! Sin duda, el texto que compartes menciona algo tan importante como son las circunstancias familiares y cómo estas influyen en el escritor. Creo que es algo que estamos viendo en cada edición del concurso. Ahora me viene la importancia de la madre de William P. Blatty en El exorcista; la relación de Jim Thompson con su padre, la importancia de la madre de Margaret Mitchell... creo que ya tenemos un buen número de ejemplos de lo que menciona la reseña de Matamoro. Un fuerte abrazo y gracias por ese aporte magnífico!!
EliminarCasi no dejas huecos con este texto tan completo, didáctico y ameno. Lo cierto es que el ego de cada cual influye mucho en las actividades que realiza y si detrás hay una relación sentimental con alguien que hace lo mismo, la cosa se puede complicar mucho aunque sea de forma implícita. Hay mucho parasitismo como haces notar, mucha competitividad encubierta cuando la pareja se mueve en el territorio creativo no solo en la literatura, piensa en la pintura en el caso emblemático de Frida Kahlo y Diego Rivera. Fijate, muchos de los casos más exitosos en las parejas de escritores son las de aquellas que tienen un recorrido detrás, un patrimonio literario propio, que no le debe nada al otro y por tanto no están sometidos a posibles bienes gananciales literarios. No es casualidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Doctor. Comparto tu opinión, el escritor suele ser muy suyo con su obra y hasta cierto punto egoísta y ególatra. Como bien apuntas, aquellas parejas en las que uno tiene más renombre que el otro terminan fagocitándose, bien por inercia, bien por competencia, algo que no sucede cuando ambos tienen sus carreras consolidadas y un nombre propio en el mundo editorial. Un abrazo!
EliminarQué interesante entrada. Reconozco que solo a algunos de los autores y autoras mencionados los conozco, pero me han dado ganas de buscar a unos cuantos para leerlos, en particular a Lars Kepler (la pareja que lo conforma es la mejor de todas las que has mencionado a mi parecer).
ResponderEliminarCon respecto a mí, siempre escribí a escondidas, desde la adolescencia, por lo que mis novios o no sabían que yo escribía o nunca llegaban a leer lo mío ni mostraban interés alguno. Solo con mi novio actual he vivido el que leyera de mi blog mis relatos (sentí miedo, lo admito). Pero hoy en día creo que la curiosidad ha terminado y cada uno se dedica a sus hobbies por separado. Me gustaría tener un lector beta en casa, no lo niego, pero no sé qué tanto, jaja. Buena entrada para estas fechas. Un abrazo.
Gracias, Cyn. La verdad es que pensándolo un poco tenemos que contar con una relación muy asentada para pasarle nuestros relatos para que nos dé su opinión. Si la pareja está en fase de enamoramiento, lo normal es que nos diga que le encantó. Si la pareja está en crisis, lo normal es que ni nos haga caso o quizá use la crítica para darnos donde más nos duele. ¡Ay, la vida en pareja! Me alegra que te haya gustado y te agradezco que hayas compartido tu experiencia personal con nosotros. Un abrazo!!
Eliminar¡Madre mía! Interesante artículo, informativo y bastante completo, David.
ResponderEliminarPara mi a de ser fabulosa la convivencia entre escritores famosos, compartir ideas y creatividad debe ser absolutamente fuera de serie. 😀
Que triste la historia de Ross McDonald y Margaret Millar.
Y bueno, yo no tengo pareja, escribo sola, acompañada de mis perros, algunas veces hablo con ellos pero no son de mucha ayuda 😆
En este instante solo recuerdo a los esposos Lorenzo Silva y Noemí Trujillo que han escrito tres novelas juntos. Te recomiendo “Si esto es una mujer” es una serie policial.
Un abrazo!
Gracias, Yessy. Caramba, me diste la idea para otra entrada que bien podría ser escritores y mascotas ¿habrá alguna diferencia entre escritores con perro y escritores con gato? Esa relación desde luego fue tóxica, parece ser que Ross y Margaret se retroalimentaban creativamente, pero a partir de una rivalidad de la que su pobre hija fue la víctima.
EliminarTe agradezco el aporte de esa nueva pareja. Conozco a Lorenzo, pero desconocía que su pareja fuera también escritora. Si es que sois todo un lujo!! Un fuerte abrazo!
Un trabajo meticuloso e interesante, David. Comencé a leer de muy joven pero nunca me percaté de que hubieran parejas manejando las mismas tintas. De los que he leído más, es de Stephen King, y saber lo de Carrie, que recuerdo como si fuera de ayer, pienso si no hubiera encontrado la esposa el borrador en la papelera, tal vez, él no hubiera escrito nada más. Con lo cual, creo que la idea de tener "beta" puede ser buen aliado. Todas las relaciones curiosas y dignas de conocer. Impresionada con la historia de Colette y Willy, y muy buena la ilustración, ja,ja. Yo tengo lector en casa, pero no beta, vamos por libre.
ResponderEliminarAgradecerte una vez más, estas entradas de lujo en donde siempre, salgo con algo nuevo y de valor.
Muchas gracias, David.
!Un abrazo¡
Gracias, Mila. Ante la duda, pensé en que era apropiado aclarar quien era quien en esa imagen, ja, ja, ja... En el fondo, la historia de King es un ejemplo de lo que debe ser una pareja, que juntos sumen más de lo que son por separado. Sin ella, King no solo no habría sido el escritor que es, sino que quizá hubiera tenido una existencia un tanto triste. Me alegra que te haya resultado una entrada divertida y jugosa. Un abrazo!!
EliminarHoy 14 de febrero les deseo desde mi terruño oriental un Feliz día de San Valentín a mi familia virtual del Tintero de Oro.
ResponderEliminarGracias, Raquel. Un fuerte abrazo!!
EliminarEnvidio a Stephen. ¡Qué suerte ha tenido! Y chapó por él que ha sabido valorar a Tabitha. Sin compararme con su dimensión como escritor, me encantaría tener una Tabitha al lado. Ante las dudas, inseguridades, el miedo de la página en blanco, que leyera lo que escribo antes de publicarlo, o que lo hiciera después. Contar con su ánimo para seguir escribiendo o para dejar de hacerlo. Tengo en casa un gran lector, pero no es el caso, en estos temas de ocio y tiempo libre cada uno hace lo que le gusta.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, David.
Gracias, Pilar. Desde luego que Tabitha fue una bendición. En Mientras Escribo, King explicaba una anécdota en la que él, conduciendo, no paraba de observarla mientras leía el borrador de una de sus historias. Él, uno de los autores más vendidos de nuestro tiempo comportándose como cualquier primerizo ansiando el visto de bueno a su borrador. Y es que la inseguridad es algo que jamás se pierde, se tenga éxito como si no. Un fuerte abrazo!
EliminarHola, David.
ResponderEliminarMe anclo al comentario de María Pilar, debe ser una suerte inmensa tener una compañera como Tabitha, que ante el miedo, incertidumbre y pesar, te apoye y anime a continuar. Qué maravilla. Una pareja muy bien formada.
Una entrada muy interesante, sobre todo creo que estas parejas tenían o tienen algo en común y es que pueden comprenderse y alentarse, pero no dejan de ser humanas y de ahí, las conductas insanas como celos, expropiación y ego.
En mi caso, lo que escribo pasa primero por las manos de mi hermana, ¿eso vale? ;)
Un abrazo.
Gracias, Irene. Por supuesto que vale, tener un lector beta en casa, y que además sea a la vez implacable y motivador es todo un regalo para cualquiera que escriba. Lo que es la vida, si Tabitha no hubiera rescatado el borrador de Carrie, es muy posible que jamás hubiéramos tenido noticias de King dado que esa novela fue la que le dio fama y dinero tras una inmensa acumulación de rechazos editoriales. La suerte y el azar, además de una pareja con muy buen ojo, son siempre algo esencial en cualquier aspecto de la vida. Un abrazo!
EliminarTodo un mundo de relaciones que las parejas, cada una con sus peculiaridades, han ido creando. Como siempre nos sorprendes con una entrada llena de chicha de la buena, con jugosas anécdotas que ilustran la importancia de la pareja apoyando siempre,...
ResponderEliminarBueno creo que te ha faltado una,... jajaja Camilo José Cela y Marina Castaño,... en este caso el mérito de ella fue introducirlo en la farándula, o eso creo,... ;-)
Un abrazo!
Gracias, Norte. ¡Por supuesto! Y además esa pareja desde luego que tenía mucha chicha de la buena con la curiosa consecuencia de que ella llevara a Cela al mundo de la farándula y él la introdujera en el mundo de las letras. Desde luego que fueron una pareja que dio mucho qué hablar. Grande, Cela. Todavía me rio con aquel "no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo". Un abrazo!
EliminarPues a mí me han entrado ganas de echarme pareja escritora. Una Kepler no estaría mal, me gusta el vestido que lleva (Alexandra Coelho). Lo voy a meditar muy seriamente esta noche y os aviso cuando tenga algo.
ResponderEliminarMi situación actual es soltero, sin compromiso y enamorado de un par o tres de ex de toda la vida. Hay una que tiene posibilidades, escribía cosas en sus años de moza, se la iba un poco la cabeza; pero estaba de moda en esos tiempos... Ahora que lo pienso, hay otra que es bibliotecaria en Pozuelo, de la sala de audiovisuales; pequeño detalle que me echa para atrás, no me veo viendo series de culto tumbadazo en el sofá con dos churumbeles de otro... ¡Qué cojones, pero si una de las últimas ha publicado un libro de poemas! Pero está muy loca la pobre...
Bueno, lo dicho, que me han entrado de ganas de un Kepler con lo que has escrito. Lo consulto con la almohada y ya te escribo. Muy bueno el artículo.
Gracias, Ángel. Ja, ja, ja... Te ruego que nos mantengas informados del resultado de tus tribulaciones con la almohada y, sobre todo, de la reconquista de esas ex para formar pareja escritora, creo que nos puede deparar unos momentos muy entretenidos, je, je, je. Un fuerte abrazo!
EliminarTe cuento que no SOS nada original, a mi mi pasa lo mismo que a usted, en general con los poetas, yo escribo mas a menudo poesía que prosa, por lo general ni los conozco, pero publican en grupo de gente sin pareja, pero luego recuerdo que casi todos los escritores se describen como seres aburridos, que poco salen de su cuarto y no mucha más allá de la cocina o a recoger el diario y desenamoro rápidamente. Cariños
ResponderEliminarGracias, Roxana. Sin duda somos muchos los que buscamos en las letras el modo de vivir otras vidas que nuestra timidez nos impide en el mundo real. Un abrazo!
EliminarHola David, se me había pasado esta entrada y la anterior que leeré ahora. Interesante trabajo el que nos dejas, esa recopilación de parejas del mundo literario. Yo no tengo quien me lea. Bueno sí. Jose suele echarle un vistazo a determinados relatos. No todos son de su estilo. Y los que son, suele ponerle pegas, pero no me da ideas. Siempre dice "tú eres la escritora" tú sabrás. A esos relatos, lo que hago es darle un giro de tuerca, y por lo general, salen mejores. Jeje. Gracias compañero. Un abrazote.
ResponderEliminarGracias, Eme. Desde luego es una buena manera de salir del atolladero eso de decir tú eres la escritora, ja, ja, ja... Un abrazo!
Eliminar!Hola David!
ResponderEliminarMe paso de nuevo para compartir este enlace y comentario, es sobre una película biográfica que vi hace un par de días y que deja ver a una escritora muy especial a la que no conocía y menos aun su relación intelectual y hasta amorosa con algunos grandes escritores del siglo xx.
Se trata de Lou Andreas-Salomé, y en este enlace se puede ver la película de su vida
https://cuevana3.io/6739/lou-andreas-salome
Aquí dejo alguna información tomada de la web.
Fue una escritora rusa, con inclinaciones liberales.
Salomé fue una escritora prolífica, y escribió varias novelas, obras y ensayos poco conocidos; fue también una creativa feminista.
Su pensamiento mezcló el psicoanálisis freudiano con la filosofía de Nietzsche y sus estudios se basaron, principalmente, en el narcisismo y en la sexualidad femenina.
Se trata de una mujer que vivió su vida con una extrema libertad, fuera de lo común para su época; sería un icono de mujer liberada de principios del siglo xx.
Y a pesar de que extrañamente permanecería en la región sombría de la memoria histórica, lo cierto es que influyó amorosa e intelectualmente en algunos de los hombres fundamentales de los últimos cien años, como Nietzsche y Rainer Maria Rilke a quienes ayudo y colaboro con algunos de sus escritos.
Se que te gustará ver la película David y también a los compañeros, y sobre todo conocer su historia, si no es que ya la conocen.
Abrazos y buen fin de semana.
¡Gracias, Harolina! Ostras, no sabes cómo te agradezco la recomendación puesto que no conocía ni la autora, ni la película y por lo que comentas ¡menuda era! Desde luego es impagable recibir todos vuestros aportes que enriquecen sin duda los artículos. Un fuerte abrazo!
EliminarEn la novela "El día que Nietche lloró" creo que la nombra, la leí hace mucho y me encantó
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