—Últimamente
te he notado algo preocupada, amiga mía.
—Tienes toda la razón, es por este
asunto de las becas.
—¿A qué te refieres?
—Cada semestre la universidad otorga a
ciertos estudiantes unos créditos no necesariamente académicos.
—Entiendo, son esas que se otorgan por
pertenecer a una minoría, o por necesidad económica, o simplemente porque uno
pertenece a una categoría que algún patrocinador desea beneficiar.
—Exacto, en mi caso, debido al mérito
deportivo.
—¡Bien por ti! ¿Aplicaste a una de esas
becas este semestre?
—Ese es el punto. Yo nunca he aplicado
formalmente; sin embargo, desde que estoy en la selección de la U, cada semestre
recibo un cheque de ayuda, no solo para cubrir la matrícula, sino también para
subsistir.
—Vaya, no lo sabía. Aunque algunas
compañeras del equipo también reciben esos apoyos, ¿no?
—Es verdad. Solo que, en el caso
regular, ellas lo reciben una sola vez durante su paso por el equipo. En
cambio, yo lo he recibido cuatro veces, una por cada semestre que llevo
jugando.
—Mmm, pues yo no veo aquí ningún
problema. ¿Quién es tu patrocinador?
—Ese es el punto que me tiene un tanto
inquieta. Es un aporte anónimo. El patrocinador solicitó explícitamente a la
fundación que no se mencione su identidad.
—Te lo digo de nuevo: es dinero que
alguien que aprecia tu talento te envía legalmente como ayuda. En vez de
preocuparte, deberías estar feliz.
—Eso es lo que me inquieta: al ser un
aporte anónimo y tan constante...
—¿Cuál es el miedo que eso te provoca?
—¿Miedo? Tal vez. Lo que pasa es que no
entiendo por qué yo recibo esa beca. No es que sea una gran alumna ni una
jugadora excepcional. Hay chicas más talentosas y con mayores necesidades.
—Sigo sin entender la angustia.
—El meollo del asunto es: ¿por qué yo?
¿Qué querrá la persona que está detrás del patrocinio a cambio?
—Ah, ya veo... ¿Piensas que un día
vendrá alguien a reclamarte lo invertido?
—Exactamente. ¿Qué pasaría si fuera un
hombre que quisiera algo a cambio?
—Je, je... por favor. Eso no va a pasar.
Las becas se otorgan y, por lo general, no hay relación directa entre el
donante y el alumno. Es algo impersonal. No hay forma de que se conozcan o
establezcan contacto.
—En teoría, sí. Pero recuerda: yo he
recibido el apoyo religiosamente cada semestre.
—¿Aparte de un enamorado secreto, tienes
alguna otra teoría?
—Sospecho que podría no ser un admirador
mío, sino mi madre.
—Ufff... eso está fuerte. ¿Algo así como
que tu mamá tuvo una aventura y tú naciste de eso?
—Sí. Eso lo explicaría todo.
—No suena muy verosímil. Conozco a tus
papás y parecen tener buena relación. Además, te pareces a los dos. Bastaría un
examen de ADN para salir de dudas.
—Tengo otras teorías...
—¿Como cuáles?
—Que el comité deportivo o la
universidad está lavando dinero.
—No creo que sea el caso. Esos apoyos
vienen de entidades bien conocidas. Si fuera lavado, lo repartirían entre
muchos alumnos, no siempre a la misma persona.
—No es solo la procedencia del dinero.
También está lo que causa.
—¿Cómo qué?
—Pues que, si las demás compañeras, no
solo del equipo, sino de toda la facultad, se enteran, podría haber envidias.
—Bueno, mientras no andes contando eso,
todo es confidencial. Y si alguien te agrede por ello, puedes levantar una
queja. Así que no te mortifiques.
—También creo que mi patrocinador debe
tener mucho poder. Ese dinero podría "perderse" fácilmente en el
comité financiero. La secretaria o alguien más podría "olvidar" el
cheque en un cajón. Pero nunca ha pasado. Eso significa que esa persona
misteriosa lleva un registro puntual de su aporte.
—No hay razón para pensar que los
funcionarios desvían fondos. Son personas seleccionadas con cuidado, y trabajan
con honestidad. Lo que pasa es que tienes demasiada imaginación. Estás viendo
moros con tranchetes, como decimos.
—Quizás tengas razón, pero el anonimato
es lo que me incomoda.
—Y puede que eso sea justo lo mejor. Así
ni tú ni esa persona están obligados el uno con el otro.
—Ok, creo que ya terminó la hora de
comida. ¿Volvemos a la práctica?
—¡Dale!
—Oye, acabo de recibir un mensaje
anónimo en el teléfono. Mira lo que dice: "No te preocupes por el dinero.
Es solo el principio. Pronto sabrás quién soy y por qué te elegí
específicamente a ti."
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