Día Mundial de la Poesía. ¿La homenajeamos?

¡Hola, Tinteros!        El 21 de marzo es el Día Mundial de la Poesía , reconocido así por la UNESCO en 1999:    “Con el objetivo de apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de aquellas lenguas que se encuentran en peligro.    El Día Mundial de la Poesía es una ocasión para honrar a los poetas, revivir tradiciones orales de recitales de poesía, promover la lectura, la escritura y la enseñanza de la poesía, fomentar la convergencia entre la poesía y otras artes como el teatro, la danza, la música y la pintura, y aumentar la visibilidad de poesía en los medios. A medida que la poesía continúa uniendo personas en todos los continentes, todos están invitados a unirse”. ¿Qué es la poesía? Y... ¿Podríamos contestar a esta pregunta con un poema de Bécquer (poeta del Romanticismo español, siglo XIX)?: " ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú". ¿Q

VIRUS Y COMADREJAS, por Javier Rodríguez-Morán

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  El acercamiento que hicimos a la figura de Ray Bradbury desde luego ha tenido una respuesta extraordinaria. Tanto en los comentarios como por mail he podido constatar que desde luego "no era el único" que se sentía reflejado en él.

  Como es el caso de nuestro compañero Javier Rodríguez-Morán quien nos ha regalado este artículo que enlaza el Tema del momento con Bradbury pasando por las palabras-comadreja... ¿Qué qué son? Lo sabréis a continuación.

VIRUS Y COMADREJAS por Javier Rodríguez-Morán

Solo hay personas menos jóvenes que otras; esto es todo.
Simone de Beauvoir

   La XX Edición del concurso literario El Tintero de Oro, inspirada en las Crónicas marcianas de Ray Bradbury será recordada, tanto por la calidad de los relatos participantes, como por la coincidencia con la pandemia global de la COVID-19. 

   En el momento que escribo este artículo, ya se sabe mucho sobre las consecuencias aversivas de esta enfermedad y muy poco del posible causante de la misma: un virus similar a otros de su misma familia, «Los Coronavirus» y bastante más depredador que sus parientes, «Los SARS-Cov», (nomenclatura evocadora de contextos literarios y fílmicos relacionados con la mafia). 

  Una situación como la descrita, peligro máximo y desconocimiento de la causa que origina esa situación, constituyen algunos de los ingredientes básicos que conforman las historias y los cuentos de Ray Bradbury. 

  Hago un inciso para aplicar un criterio que permita una identificación fácil del género literario que se está tratando.

  Según Orson Scott Card, y sin entrar en más profundidades se admite que:

«Si la historia está situada en un universo que sigue las mismas reglas que el nuestro, es ciencia-ficción. Si está situada en un universo que no sigue nuestras reglas, es fantasía. O, en otras palabras, la ciencia-ficción trata sobre lo que podría ser pero no es, mientras la fantasía trata sobre lo que no podría ser.»
  En las Crónicas marcianas, Bradbury cuenta, como las tres primeras expediciones de la Tierra, llevaron a Marte el virus de la varicela con sus toses y estornudos. El resultado fue el exterminio de la población marciana, aunque bien es verdad que alguien quedó inmune para su desgracia.

  Eso ya es otra parte de la historia que no vamos a tocar, aunque haciendo un resumen precipitado podríamos concluir que las Crónicas marcianas son la historia de un proceso de colonización con exterminio de la población primitiva.

   Difícil resultaría clasificar la obra del genial Bradbury, con los parámetros descritos. Así que será el propio autor quien resuelva el dilema:
«No soy un escritor de ciencia ficción. Todos mis libros son de fantasía».


  Aclarado el primer punto, ya de vuelta a la extraña realidad conformada por el escenario que plantea la actividad del SARS-CoV-2, se puede apreciar cómo el comportamiento humano resulta más complejo que cualquier virus. Cuando un estado de ambigüedad y desconocimiento muy prolongado llega a ser insoportable, los humanos recurren a los símbolos en busca de sentido a lo incomprensible e inexplicable. Esto incluye al lenguaje, donde es decisivo el dominio de la palabra y su significado. 

  La irrupción del supercontagiador coronavirus, además de las neumonías y muertes inesperadas, trajo a primer plano un nuevo catálogo de «palabras-comadreja», según la propuesta de Friedrich. Hayek por observación de tales mustélidos. Parece que las comadrejas succionan los huevos sin romper la cáscara. Al vaciar de contenido algunas palabras o expresiones, se estarían creando palabras-comadreja que pueden significar cualquier cosa, con independencia de su armadura exterior. Si a esta perversión del lenguaje le añadimos el manejo de la estadística tal como la prefería Winston Churchill«la estadística convenientemente torturada confiesa los datos que necesitas»— obtenemos dos variables y ejes como conceptos en oposición y excluyentes: joven / viejo. 

  Tan es así, que el uso de alguna de estas palabras-comadreja ha dado lugar a declaraciones llamativas, con el fin de justificar acciones para la «guerra» contra el virus, un ejemplo:
«Más que la distancia social generalizada, más que hacer pruebas, pruebas y pruebas, (lo más importante) es separar a los adultos mayores de los más jóvenes.»
Naftalí Bennet-Ministro de Defensa Israelí, 48 años de edad

  Inciso de comparación para aplicar la palabra-comadreja «mayor o joven»: La edad tope de la jubilación fue ideada por Bismarck en 1881. La expectativa de vida era de 47 años en Alemania, uno de los países más poderosos en el mundo en aquel momento. 

  En esto radica la diferencia que define al genio humanista de Bradbury, en oposición al nuevo lenguaje comadreja que también podría llamarse «parparés», por referencia al parpar o cuac-cuac del pato, que siempre suena igual. 

   En toda la obra de Ray Bradbury está presente la idea de lo joven, de lo nuevo y de lo viejo, del cambio o el declive. Hay un aspecto fundamental que la distingue, esos conceptos solo son los dos polos de una variable única: la vida. 

   En las Crónicas marcianas, Bradbury dedica a los viejos un capítulo entero señalando el año 2005 como fecha en la que transcurriría la acción. Es un microrrelato de 95 palabras:


  A partir de ese momento en numerosas ocasiones en la obra de Ray Bradbury es constante la expresión de esa única existencia con dos polos. En ocasiones adquiere gran intensidad dramática como en el relato «Llamada nocturna»: un hombre de ochenta años, abandonado en Marte hacía ya sesenta, recibe una llamada en la que no reconoce la voz. Poco a poco va descubriendo que es su propia voz que dejó programada en un artefacto (¿cerebro?) cuando era joven. A partir de ahí se desencadena una vertiginosa acción. Joven, viejo buscándose en la única persona. 

   De colofón, una maravillosa escena para ilustrar lo dicho:
El padre y Will están sentados en el porche, y el pequeño dice: «A veces, a medianoche, te oigo sollozar. Ojalá pudiera hacerte feliz». El padre responde: «Dime que viviré siempre».
Ray Bradbury, La feria de las tinieblas

 Abril 2020. Javier Rodríguez-Morán






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    ¡Saludos tinteros!


Comentarios

  1. Hola David, hola Javier, Javier, David. Interesante propuesta la que nos traes Javier. Gracias. Otra forma de otear el horizonte bradburiano. Lo de la comadreja no me ha quedado muy claro, ya me había conformado con el dinosaurio y el cocodrilo, pero este mustélido convertido en palabra es para una lección más avanzada para mí. Tendré que practicar. Me gustó lo de fantasía y ciencia ficción. La escena final "vivir siempre" la eternidad supeditada a la fantasía con traje de ciencia ficción. Estupendo. Gracias de nuevo a los dos. Un abrazo

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  2. Muy interesante artículo. creo que no me va a quedar más remedio que leer esas "Crónicas marcianas" a las que me resistía.
    Un beso.

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  3. Una entrada muy amena e ilustrativa.
    Al margen del meollo de la cuestión que para mí es la diferencia entre ciencia-ficción y fantasía, me ha gustado especialmente la definición de palabra-comadreja. Y yo me pregunto si quien emplea dichas palabras (especialmente entre la clase política) pueden definirse como persona-comadreja o comadreja a secas, ja,ja,ja.
    Abrazos.

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  4. Sí, estoy de acuerdo en que cuando se produce un estado de ambigüedad y desconocimiento prolongado que se llega a hacer insoportable, los humanos recurren a los símbolos para dar sentido a lo inexplicable. Esto sucede con el lenguaje, por su esencia simbólica, a través de la cual los humanos hemos aprendido a comunicarnos entre si.
    Pero ¿qué sucede cuando vivimos en la «era de los símbolos rotos», como diagnostica P. Tillich?
    Según este importante filósofo existencialista cristiano y teólogo, la civilización científico-técnica se opone a los símbolos y todo lo que no se ajuste al imperio de la razón instrumental.
    La imposición de esa razón comporta un retroceso de la autonomía del sujeto individual y de su juicio independiente.
    Por tanto, este sistema neoliberal influenciado por los "símbolos rotos" aboga por tergiversar las ideas y crear términos vacíos de contenido, como esas mencionadas "palabras-comadreja", como por ejemplo neoliberalismo y asociaciones tan extrañas como "mayores adultos", "no tan jóvenes", "jóvenes adultos"...
    No me extraña nada que si Ray Bradbury levantase la cabeza, contemplando este neoliberal paisaje, donde un virus puede poner en jaque los derechos y libertades humanas y acabar de un plumazo imponiendo un sistema totalitario, también hubiese abogado por escribir un artículo parecido a este.
    Un gran artículo muy bien estructurado y con una ácida crítica subyacente para servir de reflexión a cuántos sufrimos esta "pandemia" en todos los aspectos, no solo sanitaria, sino política y lingüistica.
    Muchas gracias compañeros, Javier y David por ilustrarnos.
    Un fuerte abrazo a cada uno.

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  5. Muy interesante la diferencia que se establece en el artículo entre fantasía y ciencia-ficción. También es muy acertada la referencia a la obra de Ray Bradbury en la que se nos cuenta que siempre está presente la idea de lo joven, de lo nuevo y de lo viejo. Nunca había escuchado lo de las palabras comadreja. Estupendo aprendizaje.
    Un fuerte abrazo y gracias David y Javier por tan excelente artículo.

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  6. Muy buen artículo, integrado además en el momento que estamos viviendo. Gracias...

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  7. Me gustó mucho este artículo, hace aclaraciones certeras que comparto. El contenido de todo el texto te hace reflexionar. Muy buena la definición de ciencia ficción y fantasía.
    Un encanto el micro de "Los viejos".
    Gracias David por compartirlo y a Javier por escribirlo.
    Un fuerte abrazo de Pascuas.

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  8. De entrada muy bien traída la cita de la existencialista Simone de Beauvoir, y asentí con la cabeza al leerla.

    Buena diferenciación también sobre el tratamiento de lo que podría ser y no es, y sobre lo que NO podría ser.

    Bien por incidir en el tema de la colonización con la implicación de “contaminación”.

    Me interesa mucho, seguro que a todos nos interesa, las implicaciones emocionales de la incertidumbre a largo plazo, “estado de ambigüedad” lo llamas, de cómo nos enfrentamos o podemos hacer frente a esta inseguridad.

    Da para reflexionar sobre la dicotomía Jove-viejo tal como lo planteas, o método de clasificación de dividir en dos ambos conceptos Lo nuevo-lo viejo-lo que nace-lo que muere. En definitiva, el proceso de vivir y de dejar de hacerlo.

    El aspecto humanista de Bradbury, pocos lo hemos tocado, (me incluyo), y creo que habría dado para mucho.

    Se agradece este artículo profundo, genial, humano y distópico, puesto que lo que padece la humanidad es una representación ficticia (o no tanto), de una sociedad futura de característica negativas causantes de alienación (el planeta y su degradación), al fin y al cabo, la vida es un bien escaso (más aún para quienes la perdieron, "los viejos", con los que el virus se ha cebado)

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  9. No te he saludado por despiste, un fuerte abrazo Javier, y cuídate mucho por favor.

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  10. Me quedo con la diferenciación entre ciencia ficción y fantasía, algo que será muy útil para la última edición del Tintero, pues confieso que así como me he atrevido en más de una ocasión con la ciencia ficción, nunca he escrito nada que pudiera encajarse en el género de fantasía. La disección de la obra y la esencia de Bradbury muy interesante. También las reflexiones acerca de la vejez y la juventud, creo que la evolución física de nuestro cuerpo no va nunca en consonancia con nuestra mente, en el fondo por dentro conservamos esa mentalidad joven. Gracias por la aportación, Javier, y también a David por prestar el soporte que lo hace posible.

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  11. Entonces es cierto, estamos sufriendo los sintomas de la colonización de otro mundo, como podría ser el digital. Confinados y al margen de la realidad pero en contacto con nuestro mundo a través del otro, un mundo digital que nos maniata con sus redes y nos deja a su merced... Me acaba de salir un guión de la típica película comercial que termina antes de que comience, je, je.
    Sin embargo, lo que más me a agradado de tu magnáfico artículo, Javier, es que, al parecer, has llegado a los ideales, prejuicios o odios de los lectores. Has empatizado de lleno, y todo eso ensamblando cada argumento con el maestro Bradbury.
    Yo pienso que el tiempo ayuda a vaciar las palabras, y el sentimiento que hay en ese momento las llena con el significado que se tercie. El problema es que ese mundo digital puede llenarlas con propísito incluido. La verdad es que uno ya no sabe ni dónde mirar, porque al final nos dejamos llevar por esas «palabras-comadreja» (¡¡¡me encantó ese calificativo!!!). Y en este aspecto entra la dicotomía joven-viejo, porque, ¿cuando empieza una cosa y acaba otra? Según mi banco aún estoy en la pubertad, pero mal el día que no duermo mis horas...
    Estupendo artículo, Javier y David, desde la primera palabra se empieza a aprender.
    Un abrazo.

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  12. !Hola David! y gracias a Javier por hacernos llegar a traves de ti este interesante artículo.

    Al leerlo me he remontado a la raza humana, llegando al planeta a colonizarlo y contaminando paso a paso todo lo que pisa y toca, ¿Por qué no pensamos que somos nosotros los intrusos? Los que estamos viviendo en un lugar prestado al que hemos irrespetado, destruido muchas de sus especies, derribado y acorralado sus bosques entre muros de concreto... ¿Será que nos llegó la hora de ser exterminados por esa misma pandemia que hemos ido depositando en la simiente terrestre inclementemente? ¿Ya habremos contaminado otros mundos y planetas?

    Lamentablemente no he leido a Ray, ni a sus Crónicas marcianas, cosa que haré tan pronto pueda, pero de que al parecer fue un genial visionario de la especie humana y su andar por otros mundos no me caben dudas, y me atrevería a asegurar que sabía que lo que escribía no era ni ciencia ficción, ni fantasía, más bien se adelantaba a descubrimientos y hechos extraordinarios, diría que es literatura futurista.

    Otra cosa que osaría alterar es la definición de ciencia ficción y fantasía, agregándole lo siguiente que dejo en letra mayúscula:

    La ciencia-ficción trata sobre lo que podría ser pero AÚN no es, mientras la fantasía trata sobre lo que no podría ser, PERO A VECES ES.

    Nada está total y absolutamente dicho o escrito, todo fluye y nada permanece, excepto la esencia misma del Ser o Consciencia Suprema, y hasta esta a veces es cambiante, debido a su necesidad de permanencia y eternidad, sufre transformaciones extraordinarias.

    Las palabras que resalta Javier en negritas " Cuando un estado de ambigüedad y desconocimiento muy prolongado llega a ser insoportable, los humanos recurren a los símbolos en busca de sentido a lo incomprensible e inexplicable", me dejan ver que precisamente eso fue lo que llevó a Ray a escribir su compendio de relatos, tratando de dar sentido a lo que sentía y pensaba con relación al universo, y de allí surgieron sus crónicas marcianas.
    Como ignorante Bradburriana me pueden crucificar por esto... es válido, ja, ja.

    Sobre su palabra-comadreja, joven- viejo diría como dice Serrat:

    llegar a viejo sería más razonable...

    simplemente si todos
    entendiésemos que todos
    llevamos un viejo encima.

    Gracias Javier por la lección y David perdón por la extensión.

    Cuidense mucho todos.

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  13. Me parece un artículo de lo más interesante y entretenido. Sobre todo curioso, con el que aprender cosas nuevas. Lo que está claro, David, es que esta situación está provocando otras muchas novedades, ya no solo en la vida de las personas, sino en la creación de neologísmos. Palabras como coronabulo, covidiota, balconazis,... se han generalizado rápidamente y todos conocemos sus significados. Pero ¿Habremos aprendido realmente algo de esta pandemia? Supongo que sólo la Historia podrá decirlo.
    Un fuerte abrazo!!!!!

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  14. Me ha encantado la entrada, ideal para estos tiempos confusos que vivimos.
    Un abrazo.

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  15. Interesante reflexión sobre una palabra que nunca había oído a cuenta de Ray Bradbury. A cuenta de las edades yo siempre tengo en el recuerdo ese relato quizás distópico de Bioy Casares, Diario de la Guerra del Cerdo.

    Un abrazo.

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