Todos
me miran pero no hacen nada. Noto caras de asco, algún atisbo de lástima. No
se, en general de indiferencia. Sé muy bien lo que es la indiferencia, el asco.
La lástima no. Yo he sentido, he militado en esos sentimientos. Muchas veces
los he experimentado contemplando a muchos de esos fracasos humanos que
deambulan por las ciudades del mundo. Había algo en ellos que me provocaba
desasosiego. Yo desde luego no caía en la absurda afirmación de que la vida
puede dar un vuelco y a todos nos puede cambiar la suerte. ¡ ja! , ¿qué suerte?
Mi suerte no tenía hipoteca. La compré y la pagué en efectivo.
Director de finanzas y tecnología del
grupo Iberia. Eso es lo que pone en la puerta de mi despacho. Si y tengo que
decir que a mi autoestima no le sobra ni un gramo. He luchado hasta llegar aquí
y nadie lo ha merecido más. Las acciones van como un tiro. Todos me felicitan
por el éxito.
Vivo a todo trapo, no escatimo. Estoy
solo pero no pienso atarme. Disfruto de mujeres cuando quiero. No tengo
familia. Soy hijo único y mis padres murieron. Soy libre.
Una maldita recesión ha hecho que la
situación cambie. He perdido mucho
dinero con las acciones. La compañía ha empezado a despedir. No me preocupo.
Tengo un buen colchón todavía y mi puesto no peligra. Me necesitan para
gestionar este desastre. El director sé que confía en mí.
Ha ocurrido lo peor, lo que no podía
prever. La compañía ha prescindido de todos los cargos y ha contratado a una
empresa externa para que se haga cargo de la gestión general de todo. Estoy en
la calle. No puedo creer que vaya a depender del paro.
Bueno con eso y lo que me queda podré
sobrevivir. Con mi currículum no tendré
ningún problema en encontrar un buen trabajo en poco tiempo.
¿Como he llegado aquí? Esto es un
hospital. No recuerdo nada. Me dicen que me encontraron tirado en la calle.
Debí emborracharme hasta perder el sentido. Empecé a beber cuando tuve que mudarme, dejar mi lujoso apartamento
, cuando el dinero se fue acabando, cuando no encontraba trabajo. Hice mil
entrevistas y me decían que estaba sobre cualificado. ¿Qué ironía no? Mi
currículum jugaba en mi contra. Se me acabó el paro y me vi en la calle como
uno de esos desechos humanos que tanto me desasosegaban. Ahora sé porque. Si
podía pasarme a mi.
He tomado una decisión. Voy a refugiarme
en mi antigua empresa. Si en el aeropuerto. Me lo deben. He oído a muchos
indigentes que se refugian allí por las noches.
Yo conozco bien todo el aeropuerto y
podré estar también por el día. Nadie me conoce porque nunca bajé por aquí, además
no podrían reconocerme.
Ya llevo aquí 3 meses. No comparto el
sitio con nadie. Sobrevivo gracias a lo que me dan los turistas y a los restos que ellos mismos desechan.
¡Dios nunca jamás creí verme así!
El dinero que consigo lo gasto en vino
barato.. Es lo único que me mantiene cuerdo aunque parezca un contrasentido. He
empezado a notar unos dolores horribles en el estómago. Se hacen insoportables.
Hoy he vomitado sangre.
Estoy solo, creo que estoy muriéndome.
Como no quiero compartir sitio con nadie y menos con los demás desgraciados,
nadie me socorre, nadie se acerca a preguntarme. Me acurruco e intento dormir.
Me duermo.
La gente se agolpa a mi alrededor. Ahora
se lo que significan esas caras. Estoy muerto. Soy un muerto sin dueño.
Hola Anónimo 1 (jejeje), es raro esto. Bueno, tu relato es un relato muy duro, donde alguien que está en la cima acaba como escoria. La suerte puede cambiar y ¡de qué forma! Tu relato lo expresa muy bien. Nada es seguro. Muy buena propuesta para este concurso. Saludos.
ResponderEliminar