GALA DE PREMIOS 47ª Ed. Autor Anónimo

El graderío se iba llenando de espectadores, aros concéntricos de cuerpos expectantes en torno a un entarimado donde ya esperaban los últimos autores de la temporada. Eran veintinueve en total, todos vestidos con una amplia capa que distorsionaba su físico, la cabeza cubierta por una capucha y el rostro oculto tras una máscara veneciana, inidentificables unos de otros. Se hallaban en pie formando un círculo en torno a un reloj de arena, verdadero centro del espacio y de la atención de los presentes, instrumento de mecánica imparcial que desgranaba los segundos libre de pasiones y urgencias, ajeno a la ansiedad de cuantos le rodeaban. Ni los tañidos de las campanas anunciando la llegada del nuevo año provocarían entre los presentes tanta expectación como lo hacía aquel pequeño objeto de vidrio y madera. Con el último grano cayó un manto de silencio sobre el recinto, espeso como la tinta. A través de la única puerta de acceso hizo su entrada el maestro de ceremonias, portando la pluma ...

Soy un muerto sin dueño, de Anónimo 01

 


Todos me miran pero no hacen nada. Noto caras de asco, algún atisbo de lástima. No se, en general de indiferencia. Sé muy bien lo que es la indiferencia, el asco. La lástima no. Yo he sentido, he militado en esos sentimientos. Muchas veces los he experimentado contemplando a muchos de esos fracasos humanos que deambulan por las ciudades del mundo. Había algo en ellos que me provocaba desasosiego. Yo desde luego no caía en la absurda afirmación de que la vida puede dar un vuelco y a todos nos puede cambiar la suerte. ¡ ja! , ¿qué suerte? Mi suerte no tenía hipoteca. La compré y la pagué en efectivo.

 

Director de finanzas y tecnología del grupo Iberia. Eso es lo que pone en la puerta de mi despacho. Si y tengo que decir que a mi autoestima no le sobra ni un gramo. He luchado hasta llegar aquí y nadie lo ha merecido más. Las acciones van como un tiro. Todos me felicitan por el éxito.

Vivo a todo trapo, no escatimo. Estoy solo pero no pienso atarme. Disfruto de mujeres cuando quiero. No tengo familia. Soy hijo único y mis padres murieron. Soy libre.

 

Una maldita recesión ha hecho que la situación cambie.  He perdido mucho dinero con las acciones. La compañía ha empezado a despedir. No me preocupo. Tengo un buen colchón todavía y mi puesto no peligra. Me necesitan para gestionar este desastre. El director sé que confía en mí.

 

Ha ocurrido lo peor, lo que no podía prever. La compañía ha prescindido de todos los cargos y ha contratado a una empresa externa para que se haga cargo de la gestión general de todo. Estoy en la calle. No puedo creer que vaya a depender del paro.

Bueno con eso y lo que me queda podré sobrevivir.  Con mi currículum no tendré ningún problema en encontrar un buen trabajo en poco tiempo.

 

¿Como he llegado aquí? Esto es un hospital. No recuerdo nada. Me dicen que me encontraron tirado en la calle. Debí emborracharme hasta perder el sentido. Empecé a beber cuando  tuve que mudarme, dejar mi lujoso apartamento , cuando el dinero se fue acabando, cuando no encontraba trabajo. Hice mil entrevistas y me decían que estaba sobre cualificado. ¿Qué ironía no? Mi currículum jugaba en mi contra. Se me acabó el paro y me vi en la calle como uno de esos desechos humanos que tanto me desasosegaban. Ahora sé porque. Si podía pasarme a mi.

 

He tomado una decisión. Voy a refugiarme en mi antigua empresa. Si en el aeropuerto. Me lo deben. He oído a muchos indigentes que se refugian allí por las noches.

Yo conozco bien todo el aeropuerto y podré estar también por el día. Nadie me conoce porque nunca bajé por aquí, además no podrían reconocerme.

 

Ya llevo aquí 3 meses. No comparto el sitio con nadie. Sobrevivo gracias a lo que me dan los turistas  y a los restos que ellos mismos desechan. ¡Dios nunca jamás creí verme así!

El dinero que consigo lo gasto en vino barato.. Es lo único que me mantiene cuerdo aunque parezca un contrasentido. He empezado a notar unos dolores horribles en el estómago. Se hacen insoportables. Hoy he vomitado sangre.

 

Estoy solo, creo que estoy muriéndome. Como no quiero compartir sitio con nadie y menos con los demás desgraciados, nadie me socorre, nadie se acerca a preguntarme. Me acurruco e intento dormir. Me duermo.

 

La gente se agolpa a mi alrededor. Ahora se lo que significan esas caras. Estoy muerto. Soy un muerto sin dueño.

 

 

 

 

Comentarios

  1. Hola Anónimo 1 (jejeje), es raro esto. Bueno, tu relato es un relato muy duro, donde alguien que está en la cima acaba como escoria. La suerte puede cambiar y ¡de qué forma! Tu relato lo expresa muy bien. Nada es seguro. Muy buena propuesta para este concurso. Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario