El graderío se iba llenando de espectadores, aros concéntricos de cuerpos expectantes en torno a un entarimado donde ya esperaban los últimos autores de la temporada. Eran veintinueve en total, todos vestidos con una amplia capa que distorsionaba su físico, la cabeza cubierta por una capucha y el rostro oculto tras una máscara veneciana, inidentificables unos de otros. Se hallaban en pie formando un círculo en torno a un reloj de arena, verdadero centro del espacio y de la atención de los presentes, instrumento de mecánica imparcial que desgranaba los segundos libre de pasiones y urgencias, ajeno a la ansiedad de cuantos le rodeaban. Ni los tañidos de las campanas anunciando la llegada del nuevo año provocarían entre los presentes tanta expectación como lo hacía aquel pequeño objeto de vidrio y madera. Con el último grano cayó un manto de silencio sobre el recinto, espeso como la tinta. A través de la única puerta de acceso hizo su entrada el maestro de ceremonias, portando la pluma ...
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Una iniciativa fantástica. Fundamental para ir recuperando poquito a poco la normalidad.
ResponderEliminarPor supuesto. No solo enviaré mi libro, sino unos cuántos de mi biblioteca. Me entero cómo se hace y con mucho gusto los remitiré. ¡Ánimo Valencia!
ResponderEliminarLa verdad es que es una buena idea la donación de libros para esas bibliotecas públicas, que sin duda han perdido probablemente todo su fondo librario.
ResponderEliminarY es que en una biblioteca pública normal hay además miles, y miles de libros. Todos ellos debidamente clasificados, colocados, y ordenados.
El trabajo que les espera en ese área cultural es ingente.
Pero conociendo a gente de allá, concretamente de una fábrica importante, que suministra a toda España, me han dicho que les esperan a ellos meses, pero meses, para volver a estar en funcionamiento.
Por tanto humildemente, pero en cierto, recomiendo recabar, juntar, y recopilar toda dación libraría dada, conservarla en base, hasta que las condiciones físicas del espacio que va a recibir estén correctas.
De nada serviría mandar ahora donde hay lodo, aguas, humedades, estanterias dañadas, habrá que secar y pintar paredes, equipo informático nulo.
Cuando estén listos para recibir, que duda cabe que será una gran alegría esta ayuda recabada, y aportada por tan buenas personas.
Ánimo en vuestra ayuda y aporte, que será agradecido.
Un abrazo.
Es una gran iniciativa, ya estoy en contacto con ellos. Besitos
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