GALA DE PREMIOS XLVIII ED. CAPERUCITA EN MANHATTAN DE CARMEN MARTÍN GAITE

El sol tirita tras los rascacielos de Manhattan, las aguas del Hudson se tiñen de crepúsculo y la isla de Ellis queda desierta. Al fin sola, la estatua suspira cansada, contempla caer la noche sobre la ciudad y un pellizco de melancolía le encoge el alma. Día tras día, año tras año, un siglo tras otro, su antorcha levantada al cielo fue símbolo de esperanza y acogida, pero ahora... Inmóvil, no ciega, ella ha visto más que nadie. Llegó como una ofrenda, un regalo que abría un nuevo tiempo donde los sueños se cumplían. ¡Qué momento! Aún recuerda los barcos cargados de familias, niños de ojos cansados y brillantes, hombres venidos de todas partes que al aproximarse hasta ella la miraban con asombro, como si estuvieran frente a un ángel. Y su corazón de bronce se estremecía al sorprender en su gesto la congoja súbita de la extranjería. Pero... Un día las aguas de su isla se enturbiaron y el sueño devino en pesadilla. A sus costas ya solo llegan los turistas y un murmullo en el aire q...

MEGAHISTORIAS EN MICRORRELATOS

—¡Hay hasta dinosaurios!
    —Ja, ja, ja… Así es, Matilda. Esta es una sala de máquinas de creatividad. Y en ella, gracias a todos los que han participado, han visto la luz ¡178 microrrelatos!
    —¡Qué pasada! —Matilda no para de mirar a un lado y otro—. ¡Pero si hay también robots! ¡Y una bomba de tiempo! ¡Y ratones!
    —Sí, hay muchas cosas. Porque a veces necesitamos enfrentarnos a lo desconocido. En ocasiones nos centramos demasiado en nuestros propios intereses e inquietudes y tendemos a escribir siempre sobre lo mismo.
     —La zona de confort.
  —Exacto, una zona cómoda, pero como todo lo que es cómodo, limitada por la frontera del aburrimiento.
    —Si no duele, no mejoras.
    —¿Qué?
    —Es lo que dicen cuando te rompes algo, si no te duele la recuperación es que no te estás curando.
    —Bueno, es un poco traído por los pelos, pero puede ser. 
    —Y si siempre escribes sobre lo mismo, sería como si lo hiciera un robot. Ja, ja, ja… ¡Qué tontería he dicho! Como si los robots supieran escribir.
    —Quizá no estamos demasiado lejos de eso.
    —¡Qué horror!
    —Tampoco es eso, de hecho, podemos utilizar los llamados generadores automáticos de argumentos para poner orden y literatura donde solo hay disparates. Y de hecho lo hicimos.

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    —¡Wow! Me encantaron, ¿y todos fueron creados así?
    —Todos toditos.
    —¿Y de qué iba este en el que aparece una bomba de tiempo?
    —¿Recuerdas que nos dijiste que te encantaban los continuará? Pues en este dejamos 32 continuarás que nos dejaron al borde del abismo.

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    —Pero ¡no me podéis dejar así! ¡Quiero saber cómo siguen!
    —Algunas historias continuaron en el blog de los compañeros que participaron.
    —No me los perderé, aunque me quede ciega de tanto leer, como dice mi padre, ja, ja, ja…
   —¡Ah! La ceguera tampoco es un obstáculo para disfrutar de la literatura con los podcast o los audilbros, y ¿sabes? tampoco necesitamos la vista para contar una historia. Como demostramos con este reto en el que teníamos que escribir un microrrelato narrado en primera persona por un personaje ciego.

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    —La de cosas que podemos percibir simplemente cerrando los ojos.
    —Así es, Matilda.
    —¡Anda! Este reto llamado ¿Y si…? ¿Tiene que ver con lo que decía Stephen King?
    —Más o menos, también con lo que vimos del Multiverso. En este reto propusimos plantearnos qué hubiera pasado si un hecho histórico no se hubiera producido o hubiera tenido un resultado distinto.
    —Vamos, escribisteis ucronías.
    —Unas estupendas ucronías.

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    —Matilda, ¿hay algo que te dé miedo?
    —¿A parte de la señorita Trunchbull? Humm, creo que no.
   —Pues quizá descubras alguno con este reto en el que nos inspirábamos en una fobia para escribir nuestro micro.

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    —¡Cuántas fobias hay! A ver, ahora que lo pienso quizá el único miedo que tengo es que un día no tenga un libro que leer. En mi casa solo hay libros de cocina y de coches. ¡No sé qué haría si no tuviera la biblioteca!
    —Bueno, quizá podamos ofrecerte algún que otro regalo para que eso no suceda.
    —¿En serio?
    —Totalmente, acompáñanos a la librería y luego nos enseñas tu superpoder.

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