MICRORRETOS: A VUELTAS CON EL TIEMPO

¿Qué es el tiempo?, reflexionaba San Agustín. Si nadie me lo pregunta lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta no lo sé. El tiempo es algo omnipresente en nuestras vidas. Un intangible del que no podemos abstraernos, que forma parte de nuestra experiencia cotidiana y resulta imprescindible para la vida en sociedad. Ordenamos nuestro día a golpe de reloj, definimos nuestra identidad a partir de la edad, sentimos el correr de las horas... Y, sin embargo, qué difícil resulta explicar su esencia, aprehenderlo con el pensamiento, reflexionar sobre su naturaleza. El tiempo no se puede ver ni sentir, no es un objeto físico y pese a ello lo medimos. ¿Y cómo puede medirse algo que los sentidos no perciben? ¿Qué miden los relojes? La esfera del reloj no es más que una unidad de referencia, una convención aceptada e interpretable para medir la duración de ciertos fenómenos o acontecimientos. Algo que ayuda a regular conductas coordinándolas con las de los demás o con proce

¡UNA TEMPORADA LLENA DE ALFOMBRAS ROJAS!


De camino hacia la cocina pasamos por delante de la sección «¿Qué te cuentas?», y para una niña tan curiosa y observadora como Matilda no pasó desapercibida.
    —¿Qué es?
  —Es una sección fantástica, en ella recibimos la visita de compañeros con cosas muy chulas que contarnos sobre su novela, blog o conocimientos.
    —¡Quiero verla!
    Entramos e inmediatamente Matilda se pone a curiosear.
    —¡Qué interesante es todo! ¡Ah! Leyendas japonesas, son fascinantes.
    —¿También sabes algo de Japón?
    —Es que las horas en casa son muy largas… ¿Aparecen en ellas los yokai?
    —Sí, y los yurei, y los chichigami.
    —¡Shinigami! Ja, ja, ja…
    —Vale, cualquiera se equivoca, ¿no? Fue una delicia conocer todo ese universo de la mano de Ana Traves.

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    —¿Te gustado, Matilda?
    —¡He flipado! ¿Y este pulpo tan raro qué es? —dice indicando la figura de Cthulhu.
  —Es un artículo estupendo de Beri Dugo en el que nos habla del Multiverso… imagino que lo conoces, ¿verdad?
    —Esto… lo tengo un poco olvidado. Mejor lo vemos y así lo refresco.
    —¡Ah! Parece que eres también un poco mentirosilla.
    —Ji, ji, ji.

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    —¿Ya has recordado qué era el Multiverso, Matilda?
    —Ji, ji, ji… ¡Por supuesto!
    —Vale, pero seguro que sabes mucho de Fantasía, de hadas y de magia.
    —¡Eso sí! Adoro los mundos mágicos.
    —Pues también contamos con la visita de Adella Brac, ¿la conoces?
    —¡Justo ahora he comenzado La leyenda de Bellasombra! ¡Me encanta!
    —Entonces vas a disfrutar con lo que nos contó sobre este género y sobre la Literatura.

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    —¡Qué guay! ¿Y quiénes son estos señores tan serios? —dice señalando la imagen de unos tipos de cuidado.
    —Es el equipo de Total Noir, unos apasionados del género negro en todos sus formatos.
    —¡Me encantan las historias de asesinatos!
   —¿De verdad tienes cinco años? Pero tienes razón, alguien dijo que si no sabes por dónde avanzar con tu novela lo mejor es introducir un cadáver.

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    —¿Sabéis quién inició este género?
    —A ver, ¡sorpréndenos, Matilda!
    —Fue Dashiell Hammett, él fue quien sacó el jarrón veneciano y lo tiró al callejón.
    —Caramba, ¿dónde leíste eso? 
    —En El simple arte de matar de Chandler, ¿lo habéis leído, verdad?
  —Claro, claro… pero tenía razón: la calle es donde más historias podemos encontrarnos. Sabes, incluso hay un género moderno nacido de allí. Lo conoces, ¿no?
    —Hum… vagamente.
    —Ja, ja, ja. Pues entonces echemos un vistazo a la entrada que nos regaló Yessy Kan para hablarnos del Street Lit.

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    —Jo, ¡cuántas cosas hay por leer!
    —O por escuchar, también podemos encontrar un montón de canales de Youtube o audio con los que poder disfrutar de una buena historia de ficción con los ojos cerrados.

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    —La literatura es maravillosa en todas sus formas.
    —Así es, Matilda. Y ojalá que leer nunca pase de moda.
    —¡Nunca lo hará!
    —Te vemos muy segura.
    —Es que si no se lee nos volvemos tontos, tanto como mis padres y hermano. Y no creo que nadie quiera ser tan tonto como ellos.
    —No sé, no sé… ¿Te has fijado que cada nueva red social que sale ofrece menos espacio para las letras?
    —Y entonces para qué sirven.
    —Buen tema para debatir.

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    —Pues yo siempre voy a preferir un libro o visitar un blog de relatos.
    —Por eso estamos aquí, Matilda. Y hablando de leer, ¡todavía no te hemos enseñado nuestros relatos! ¿Te apetecería leernos?
    —¡La duda ofende, señores!

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